El velero de 25 metros de eslora que encalló el lunes en Can Pere Antoni, en Palma, seguirá embarrancado hasta que una empresa contratada por el propietario revise los daños sufridos por la nave y elabore un plan para retirarlo. Este proyecto deberá contar con la aprobación de la Capitanía Marítima, que coordina el operativo de emergencias.

Los trabajos para desencallar el barco fueron suspendidos anteayer por la imposibilidad de concretar los daños padecidos. Salvamento Marítimo intentó comprobar el estado de la embarcación, pero no fue posible y se temió que cualquier movimiento para desencallarla propiciara su hundimiento.

Los técnicos han llegado a la conclusión de que la presencia de la embarcación no supone un riesgo ni para el medio ambiente ni para la navegación. Así, han emplazado al armador a contratar los servicios de una empresa para que analice el estado exacto del velero y elabore un plan para su retirada, trabajos que podrían demorarse varios días. Ayer, la zona seguía acordonada y varios curiosos se acercaron para ver el yate.