Un goteo de familiares compungidos del padre se produjo ayer, al volante de sus respectivos coches, en la finca Son Granada de Llucmajor a lo largo de toda la mañana. El crimen de la pequeña Alicia, a manos presuntamente de su madre, y el posterior suicidio de esta había conmocionado a la familia. Cuando ya habían transcurrido varias horas del trágico hallazgo, el padre de la niña seguía profiriendo desgarrados gritos de dolor. Otra familar clamó y estalló en un llanto desconsolado.

El impacto de la tremenda noticia de la muerte de la pequeña Alicia, asesinada presuntamente por su madre y el posterior suicidio de esta, había conmocionado a la familia. Hasta el punto de que tuvieron que recibir asistencia psicológica, a través del 112, para ayudarles a afrontar la tragedia. Cuando ya habían pasado varias horas del hallazgo de los cadáveres, los familiares cariacontecidos denotaban a su llegada el duelo que estaban padeciendo.

La residencia donde se produjo el asesinato de la niña, de tan solo 18 meses, y el supuesto suicidio de la madre se encuentra muy aislada. La finca Son Granada -situada entre la urbanización Las Palmeras y Maioris, a escasos metros de esta última- cuenta con un acceso restringido, solo para los residentes. Por este motivo, el ahorcamiento de Raquel y de su hija pasó desapercibido entre los escasos y dispersos residentes.

Desde que los cadáveres de la menor y de su madre fueron hallados por el padre de la niña, sobre las siete y media de la mañana, los investigadores de la Policía Judicial y del Laboratorio Criminalístico de la Guardia Civil realizaron una minuciosa inspección ocular. Los trabajos se prolongaron durante buena parte de la jornada.

Algunos familiares habían dejado el coche aparcado en la puerta de la finca. Al ver que la diligencia se prolongaba más de lo inicialmente previsto, salieron cabizbajos a introducir el turismo en la parcela. Mientras, decenas de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión se agolpaban en la puerta. También los investigadores de la Policía Judicial de la Guardia Civil fueron llegando paulatinamente a la residencia para completar las pesquisas sobre el crimen y el suicidio.