Un policía nacional fuera de servicio, un matrimonio que se bañaba en el mar y un turista extranjero resultaron providenciales para salvar la vida la tarde del martes de una pareja de ancianos en El Molinar. Las dos víctimas estuvieron a punto de perecer ahogadas y golpeadas contra las rocas arrojadas por el fuerte oleaje.
"Iba paseando con mi niño en brazos cuando escuché gritos de socorro y le entregué mi hijo a una mujer, antes de tirarme al agua", recordaba ayer Javier, agente del Grupo de Prevención de la Comisaría Centro de Palma del Cuerpo Nacional de Policía.
El azar hizo que el funcionario acertara a pasar por El Molinar, mientras disfrutaba de sus vacaciones, en el preciso instante en el que dos ancianos septuagenarios estaban a punto de ahogarse.
El oleaje era especialmente intenso en este momento. De hecho, el policía tuvo que hacer uso de toda su pericia nadando para evitar que las olas le lanzaran contra las rocas. "Por lo menos en tres ocasiones, vi que me arrojaba contra la piedras", subrayó Javier.
Minutos antes, Inma Muñoz se había encargado de dar la voz de alarma y pedir socorro a gritos. "Me fui a bañar con mi marido. Es un sitio que me gusta para ir a nadar. Pero las olas te lanzaban contra las rocas y mi esposo me dijo que nos saliéramos del agua", recordó.
Inma echó un vistazo y encontró a un bañista en apuros. "Vi a un hombre que tenía la cara ensangrentada. Cuando subí a una roca, me di cuenta de que estaba sujetando con la otra mano a su esposa, que estaba encajada y le cubría el agua", señaló.
La bañista no se lo pensó dos veces. Subió a las rocas y comenzó a pedir socorro a gritos con todas sus fuerzas. El mal estado de la mar no aconsejaba zambullirse en el agua y lo convertía en una temeridad.
Javier, el policía, asumió ese riesgo. Se quitó la ropa y le entregó el móvil y la cartera a Inma antes de nadar hacia el lugar donde se encontraba la pareja de bañistas a punto de ahogarse.
Una llamada a la solidaridad se extendió entre todas las personas presentes en ese momento en la playa de El Molinar. Juan Guardiola, marido de Inma, y un ciudadano extranjero también se sumaron a las labores de rescate.
Las dos víctimas, de edad avanzada y complexión gruesa, presentaban serios problemas de movilidad. "Le di la mano al hombre desde arriba mientras una mujer me sujetaba por la cintura para que no me cayera", precisó Inma. Así, le consiguieron izar fuera del agua.
Javier, por su parte, se encargó de la tarea más complicada. Desde el mar, sacó a la mujer medio sumergida de las rocas que la aprisionaban y la empujó hacia arriba. El resto de voluntarios acabaron de rescatarla del mar.
"Los ojos se le cerraban a la mujer y mi marido le sujetaba la cabeza y trataba de mantenerla despierta a toda costa", puntualizó Inma. Ninguna de las víctimas acertaban a articular palabra. Estaban en estado de 'shock'.
Estabilizada en el lugar
Las asistencias sanitarias del Ib-salut se personaron poco después en la playa junto con efectivos de Policía Nacional y Policía Local. Las constantes vitales de la mujer tuvieron que ser estabilizadas en una UVI móvil. "Cinco minutos más en el agua y no se habría salvado", le comunicaron a Inma.
"No me considero una persona especial por haber hecho esto. Cualquier otro policía en la misma situación en la que me encontré yo habría actuado exactamente igual", apuntó Javier con modestia.
