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Vigilancia

La última defensa frente al contrabando

El Servicio Fiscal de la Guardia Civil vigila puertos y aeropuertos para evitar la entrada en Mallorca de falsificaciones, comida en mal estado, tabaco y drogas

Un camión cargado con 666 kilos de carne de kebab salió de Bulgaria para entregar el pedido en un local de comida rápida de Cala Major. El sistema de refrigeración estaba averiado por lo que la mercancía se estropeó, haciéndose incomestible. Pero habría llegado a su destino si los agentes del Servicio Fiscal de la Guardia Civil no hubieran interceptado el vehículo cuando llegó al puerto de Palma. Este grupo del instituto armado se encarga de controlar las mercancías que entran y salen del archipiélago a través de puertos y aeropuertos para descubrir productos en mal estado, falsificaciones, drogas, mercancía de contrabando e incluso animales de especies protegidas.

"Lo que más detectamos son falsificaciones de productos. Con la crisis se ha notado un incremento notable del contrabando de este tipo de productos. En la isla, cuya actividad está muy centrada en el turismo, la gente compra más falsificaciones", explica Antonio Tejero, teniente jefe de la Sección Fiscal del puerto de Palma. El año pasado, la Guardia Civil llevó a cabo un exitoso operativo que permitió incautar 86.000 artículos falsificados valorados en más de diez millones y medio de euros. Los investigadores interceptaron seis contenedores y tres envíos postales, remitidos desde China, Grecia e Indonesia cargados de ropa deportiva, aparatos electrónicos, bolsos, relojes, chanclas, toallas, gorras... "Es mucho más efectivo paralizar los contenedores e incautar grandes cantidades que ir a la persona que los vende al por menor", señala Tejero. Entre los efectos intervenidos había 30.000 relojes que imitaban marcas como Rolex e iban destinados a la venta ambulante.

La gran mayoría de los contenedores que llegan a Mallorca han pasado antes por puertos más grandes y con mayor actividad, como los de Valencia o Barcelona. "Allí tienen tal volumen de contenedores que no pueden controlarlo, por lo que una vez llegan aquí también son sometidos a controles. Los que más inspeccionamos en Palma son los que llegan de terceros países. Los más habituales son Indonesia, China Pakistán o Malasia", asegura el teniente jefe. Para estas mercancías, Mallorca es la frontera de entrada en la Unión Europea, por lo que los controles son mucho más exhaustivos. "El 90 por ciento de los productos que llegan de países extracomunitarios son controlados. Estas inspecciones pueden ser físicas o documentales. Se analiza quién importa el producto y aleatoriamente se lleva a cabo un control de descarga y se comprueba que efectivamente trae lo que declara". Tejero recuerda el caso de un importador chino que aseguraba recibir un cargamento de fundas de gafas. "Se hizo un análisis de riesgos, fuimos a la empresa y detectamos que lo que vendía eran gafas, lo que no cuadraba. Luego se comprobó que en las fundas había gafas sin declarar para no pagar tantos impuestos".

Comida podrida desde Rumanía

Estos controles sirven también para interceptar productos en mal estado, con etiquetajes defectuosos o no homologados. En el puerto de Palma suelen intervenirse juguetes que incumplen las normas de seguridad, aunque se decomisan todo tipo de productos con deficiencias, como chalecos reflectantes o alimentos no aptos para el consumo. Es el caso de una furgoneta que viajó desde Rumanía con una tonelada de comida sin ninguna refrigeración y que a su llegada al puerto de Palma estaba en pésimas condiciones. La actuación de la Guardia Civil, al igual que en el operativo que sirvió para decomisar 666 kilos de carne kebab procedentes de Bulgaria, evitó que llegara a los consumidores.

Buena parte de las intervenciones que lleva a cabo la Sección Fiscal están vinculada con fraudes al erario público, por lo que la colaboración con la Agencia Tributaria y Aduanas es muy estrecha para llevar a cabo operaciones relacionadas con el contrabando de productos como el tabaco. "En Mallorca no hay un tráfico ilegal a gran escala como puede haber en Gibraltar, porque no llegan contenedores enteros, pero sí se dan algunos casos. La mayor parte procede de los cruceros, donde el tabaco se vende libre de impuestos pero solo para consumir en el barco. Solo puede bajarse un cartón y si se supera esa cantidad ya se comete una infracción. Es más un caso de desinformación que de intención de cometer un ilícito".

Entre los cometidos del Servicio Fiscal está también la lucha contra la inmigración clandestina y el narcotráfico. "La entrada de inmigrantes irregulares y estupefacientes a gran escala no se hace por los puertos y aeropuertos. Nosotros llevamos a cabo un control de todas las embarcaciones que llegan a Mallorca, en estrecha colaboración con los clubes náuticos. El objetivo es que nadie llegue sin que conste", explica el teniente jefe.

Las inspecciones del Servicio Fiscal sirven también para descubrir usos fraudulentos de hidrocarburos bonificados, aquellos que al estar subvencionados solo pueden utilizar los barcos de pesca o los vehículos agrícolas. "Estas irregularidades conllevan sanciones muy fuertes, que pueden suponer la inmovilización del vehículo y una multa de 30.000 euros", asegura Tejero. Destacan también los controles sobre coches y barcos extranjeros para comprobar que sus titulares han abonado los impuestos correspondientes, como el IVA o la matriculación. Para llevar a cabo este amplio abanico de cometidos, el Servicio Fiscal está coordinado con las Pafif (Patrullas Fiscales y de Fronteras), adscritas a todas las compañías que tienen costa en su ámbito de actuación.

Este grupo de agentes juega un papel importante en la protección del medio ambiente, por el control de la flora y la fauna que llevan a cabo. "Realizamos inspecciones de las salidas y entradas de animales para detectar especies invasoras, que no pueden entrar en la isla, o protegidas, las que no pueden salir, como el ferreret. También se analiza la documentación, por ejemplo de las aves de cetrería". Tejero recuerda el caso de una mujer que recogía perros en centros de acogida de Mallorca y los vendía en otro país. "Los transportaba hacinados en una furgoneta, en condiciones pésimas y algunos tenían enfermedades como la sarna". El Servicio Fiscal controla también las salidas clandestinas del patrimonio histórico-artístico de Balears, como ánforas o monedas procedentes de expolios. "Somo una Guardia Civil muy especializada con funciones que la sociedad no percibe", resume.

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