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Semana negra

Los quintos de Muro se ceban con los animales

Una gallina decapitada durante la celebración de los quintos de Muro.

Cada año a finales de enero, los quintos de Muro celebran su mayoría de edad con una fiesta que se prolonga durante todo un fin de semana. Pero la celebración ha ido degenerando y algunos vecinos del pueblo han denunciado los actos vandálicos que padecen por estas fechas. Este año se han cebado con los animales. En varios puntos del municipio aparecieron los cuerpos despedazados de gallinas y ocas a las que los muchachos emborrachan antes de introducirles petardos por algún orificio para matarlas. Cuesta entender qué relación puede tener celebrar los 18 años con un maltrato tan salvaje a los animales. Además, los chavales se dedican también a interceptar a los conductores y exigirles dinero para dejarles continuar su camino, llegando a subirse encima de los vehículos y zarandearlos, y a destrozar los contenedores esparciendo la basura por las calles.

Alarma en el archivo

El miércoles por la tarde, varias dotaciones de los Bombers de Palma salieron a toda velocidad del parque central para salvar el patrimonio histórico de la isla. Habían saltado las alarmas de incendio del Arxiu del Regne de Mallorca, reabierto hace unos meses tras una costosa reforma y que atesora valiosísimos documentos. Afortunadamente, los bomberos comprobaron que se trataba de un fallo en el sistema de alarmas y que no había fuego por ninguna parte.

Gas peligroso

Para susto el que se llevaron esa misma tarde los vecinos de la calle San Fulgencio, en el corazón de Son Gotleu. Una mujer dejó abierto el butano en su domicilio y el gas se extendió por buena parte de la finca. Los moradores del edificio llamaron muy alarmados a los servicios de emergencias y varias patrullas de la Policía Local y Nacional, ambulancia y bomberos acudieron al lugar. Aunque en principio se creyó que se había producido una deflagración, los agentes comprobaron que no era así. La mujer que se había dejado el gas abierto, al parecer intencionadamente, fue trasladada a un centro sanitario.

Falta de vehículos policiales

La Policía Nacional anda corta de vehículos para llevar a cabo los traslados de presos y detenidos. En las últimas semanas, se han averiado varios de ellos y los agentes cuentan ahora solo con un coche y un furgón para las conducciones al centro penitenciario, los juzgados de Vía Alemania, la Audiencia Provincial, el hospital o la Jefatura. Esta situación está provocando que los traslados se demoren y, con ello, el resto de trámites.

Un ocupa imprudente

La Policía Local tuvo que acudir a un domicilio porque un ocupa había realizado una conexión ilegal a una farola para poder tener suministro eléctrico. Los agentes acordaron precintar la farola porque daba calambrazos y temían que alguien pudiera electrocutarse.

Error garrafal

Un hombre salió de un supermercado de Son Malferit con un sospechoso bulto debajo de su abrigo. Abonó la compra, pero se llevó un producto escondido y cuando salió saltó la alarma. Los empleados trataron de capturarlo, pero el ladrón les dio esquinazo. Sin embargo, cometió un error garrafal. Pagó con tarjeta de crédito, por lo que sus datos estaban registrados.

Había que probarlo

El pasado fin de semana, un niño de dos años se quedó encerrado en un coche. Su madre se dejó las llaves dentro y las puertas se cerraron automáticamente. La mujer y los bomberos que acudieron al lugar intentaron que el pequeño pulsara el botón que desbloquea el cierre dándole indicaciones desde fuera, pero al final hubo que recurrir al método clásico: romper una ventanilla.

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