Los incendios forestales, los vertidos ilegales, la caza y pesca furtiva, el maltrato animal y el tráfico de especies exóticas constituyen el grueso de las investigaciones de los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Balears. Lo que a priori se puede calificar como un "verano tranquilo" en lo que a fuegos en el monte de las islas se refiere, estos expertos medioambientales del Instituto Armado lo atribuyen sustancialmente a "una meteorología favorable".

Este otoño atípico, con unas temperaturas más elevadas de lo habitual por estas fechas, ha puesto de manifiesto algunas peligrosas costumbres en Balears. "Al alargarse la temporada de peligro de incendios, ha coincidido con el periodo de quema de rastrojos", puntualiza el cabo primero Buenaventura Cañellas, jefe del equipo del Seprona en Mallorca. "Existe el mal vicio, si se puede llamar así, de prender fuego y marcharse. Si se produce un cambio de viento repentino, puede desencadenar un incendio", subraya.

El incendio forestal declarado hace casi dos semanas en Galilea reunió todos estos ingredientes. Una quema de rastrojos descontrolada, tras ser abandonada a su suerte a escasos metros de unas viviendas. Un total de 15 personas tuvieron que ser desalojadas de seis casas.

Un claro ejemplo de que la meteorología ayudó a que el fuego no se extendiera se dio en Cala Egos. "El viento nos ayudó mucho. Si hubiera cambiado de dirección, el incendio se habría extendido y habría planteado muchas complicaciones", precisa el cabo Cañellas.

Una bengala marina lanzada tierra adentro fue la causante del incendio. "Afortunadamente, el viento frenó el avance de las llamas. El avión pudo cargar agua a escasos metros y descargarla sobre el fuego", precisa

El devastador incendio que calcinó el año pasado buena parte de la Serra de Tramuntana en Andratx no ha provocado que las imprudencias, causantes de este fuego, se sigan sucediendo en Balears.

Imprudencias

De hecho, las imprudencias se hallan detrás del origen del 60% de los incendios forestales que se declaran en las islas. Un 15% lo constituyen las causas accidentales por trabajos agrícolas y un 25% son intencionados.

A principios del pasado mes de septiembre, la Audiencia Provincial de Palma impuso la pena más alta hasta la fecha para el causante de 24 incendios: 17 años y medio de prisión. Uno de los mayores azotes para el Seprona.

"Cada día luchábamos contra el fuego", rememora el cabo Cañellas. "Fue muy laborioso y alargado en el tiempo. Aunque al ser una persona tan repetitiva, fue algo más sencillo dar con ella", destaca.

La reconstrucción de un incendio forestal es toda una ciencia para escudriñar cómo se origina las llamas y cuáles son las causas. "Existe toda una metodología para averiguar cómo se produce. En primer lugar hay que hablar con los posibles testigos, estudiar la orografía y entrevistar a los vecinos. También hay que examinar los vestigios. El fuego tiene su propio lenguaje, que contrastado con los testimonios da resultados", explica este mando del Seprona. "Mantenemos una estrecha colaboración con los agentes medioambientales del Govern, que también nos ayudan mucho", indica.

Otro de los principales quebraderos de cabeza del Seprona lo constituye el maltrato animal. El cabo Cañellas reconoce que la percepción de este problema ha cambiado notoriamente en los últimos tiempos. "Ahora somos mucho más sensibles con los animales que hace algunos años", reconoce.

Pese a esta circunstancia, todavía es un hecho frecuente que personas decidan dar muerte a los animales. Buena prueba de ello es que hace unas semanas dos setter irlandés aparecieron muertos dentro de dos bolsas de pienso entre Sencelles y Santa Maria. La intencionalidad de matarlos en este caso era manifiesta.

"No hay nada que justifique el maltrato animal. Si se le escapan al propietario, se le sanciona. Es un problema de valores", indica el cabo Cañellas.

Las peleas de perros es otra de las lacras a la que se enfrentan los agentes del Seprona. Los investigadores se topan con la minuciosa organización de estas refriegas de canes. "Se pueden montar casi en cualquier lado. Al final de un camino, en una finca privada... Es algo muy difícil de detectar", admite este mando del Servicio de Protección de la Naturaleza.

Peleas clandestinas

Uno de los síntomas que atestigua que las peleas clandestinas de perros van en aumento es el elevado número de robos de canes en Mallorca en las últimas semanas. "Resaltan las numerosas desapariciones de perros que se están produciendo últimamente en chalés y casas de campo", señala este experto del Instituto Armado.

Algunos perros considerados potencialmente peligrosos son entrenados para combates donde se pueden mover cantidades desorbitadas de dinero. Otros animales, en cambio, son utilizados solo para entrenarlos. "Para usarlo como ´sparring´ vale cualquier raza", precisa Cañellas.

Las estrictas medidas de contravigilancia de estas bandas dificultan sobremanera la detección y la desarticulación de estas organizaciones de desaprensivos. "La colaboración ciudadana es crucial", recalca el cabo.

El abandono animal también es otra lacra cotidiana a la que se enfrenta el Seprona. "Nunca hay que abandonar a ninguna especie. Siempre se le puede dar una salida", destaca el cabo Cañellas.