Una menor culpó ayer a su abuelo paterno de haberla violado de forma reiterada durante ocho años en Palma en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial. La víctima, que ahora cuenta con 17 años, relató con detalle ante el tribunal que el octogenario la sometió a tocamientos íntimos desde los cuatro a los doce años. "Se pegaba a mí y me tocaba cuando jugábamos. Esto se producía muchísimas veces, cuando la abuela no estaba en casa", destacó. La joven explicó que estos primeros abusos luego derivaron en violaciones a partir de los ocho años. "Me obligó a practicar sexo oral. Para mí, era un juego. Era mi abuelo y yo le quería mucho. No sabía lo que pasaba", aseguró la perjudicada.

Estos episodios se prolongaron hasta que la menor tuvo doce años, según su versión. "Entonces, me di cuenta de que me compraba cosas, regalos y me daba dinero para chantajearme", añadió. La perjudicada recordó que tuvo que realizar "más de diez" felaciones a su abuelo y que en una ocasión él la obligó a practicar sexo oral bajo el agua en la playa del Portitxol. "Casi mi ahogo", manifestó la joven, quien apuntó que sufrió también otro tipo de prácticas sexuales a manos de su abuelo. La víctima indicó que creía que su abuela paterna, también acusada en este caso, conocía los hechos ya que una vez sorprendió a su marido en el domicilio conyugal, en Palma. Según declaró, ambos imputados le habían dado una navaja en más de una ocasión "por lo que me podía pasar en la calle".

El principal sospechoso, español de 80 años y que ayer compareció en la sala detenido por un quebrantamiento al haberse saltado una orden de alejamiento respecto de su nieta hace pocos días, negó tajantemente los cargos. "Todo es mentira. Yo no la tocaba ni jugaba a esos juegos que dicen. Ella me contaba las cosas que hacía en Santa Ponça y Magaluf, donde se juntaba con malas amistades. Allí, jugaba a eso", subrayó el abuelo. "Jamás la he tocado. Es falso que la haya obligado a tocarme el pene o hacerme felaciones. Ella era una niña muy conflictiva en la escuela. Me pedía un cuchillo, un puño americano. Era muy conflictiva. Engañaba a su madre. No iba a la escuela. Yo la eché de casa porque no iba a la escuela", destacó.

El abuelo recordó que su nieta solía frecuentar su casa cada semana desde 2001. "Venía a comer y se marchaba en seguida porque le tenía miedo a la otra abuela", apuntó. El hombre también explicó que una vez la menor le llevó a una playa, detrás de unas rocas, y allí pasó mucho miedo porque él no sabe nadar.

Por su parte, su esposa declaró que no se enteró de nada ni vio nada extraño. "Jamás he presenciado ningún episodio ni le he visto masturbarse delante de ella. Eso es mentira", recalcó la abuela. La mujer, de 71 años, añadió que su nieta iba con "muy malas compañías" en Santa Ponça y dijo que la otra abuela era muy estricta con la educación. Una especialista confirmó que el testimonio de la víctima era creíble. El fiscal pidió diez años de cárcel para el abuelo y cuatro, para la mujer.