La mujer que fue asesinada el pasado viernes en Son Bauló fue a la playa de manera voluntaria. Así lo apuntan las pesquisas practicadas por los investigadores de la Guardia Civil. Esta hipótesis respaldaría la teoría de que la mujer conocía a su asesino.

La reconstrucción del crimen de esta mujer lo sitúa en la misma playa. La víctima iba vestida de manera informal y hasta el momento nadie la ha echado en falta en el municipio de Santa Margalida, donde apareció.

Los indicios recabados apuntan a que la mujer fue acompañada o se encontró en la playa de Son Bauló con alguien al que conocía. La víctima mantuvo poco tiempo antes relaciones sexuales consentidas.

A partir de este momento, todo se trastocó. El asesino golpeó a la víctima con una piedra en la cabeza, que la dejó inconsciente. La autopsia desveló que la muerte le sobrevino por asfixia. Las huellas encontradas en la arena de la playa de Son Bauló confirmarían que el cuerpo fue arrastrado al menos unos cuarenta metros.

El principal problema al que se enfrentan los investigadores del Instituto Armado son las dificultades para lograr identificarla. Por este motivo la Guardia Civil ha extendido las pesquisas a toda la isla.

En primera instancia, las fotografías de la mujer se hicieron llegar a la Policía Local de Santa Margalida para ver si la podían reconocer. Los funcionarios concluyeron que no era vecina del municipio. Tampoco figuraba en sus ficheros ninguna otra persona desaparecida.

A continuación, los agentes de la Guardia Civil hicieron llegar la imagen de la mujer al Cuerpo Nacional de Policía y a las distintas policías locales de Mallorca. Hasta el momento no ha habido ninguna respuesta satisfactoria.

Los investigadores no descartan que pudiera tratarse de un nuevo caso de violencia de género. No obstante, el paso previo para confirmar este extremo es su completa identificación, que conduzca a analizar su entorno más cercano.

Complexión muy delgada

La víctima es una mujer con una edad comprendida entre los 35 y los 45 años. Su complexión física es extremadamente delgada. La mujer llevaba puestas unas botas tejanas considerablemente desgastadas y unos pantalones vaqueros.

Mientras, en el torso llevaba puesta una especie de bata o sudadera, con tela de toalla. La prenda, de color azul, presentaba dos llamativos dibujos.

El mal estado de la dentadura de la mujer confirmaría la hipótesis de que podría presentar algún tipo de adicción. De hecho, a la víctima le faltaba alguna de sus piezas dentales. En concreto, una de sus paletas. Tenía el pelo corto, de color rubio o castaño claro.

Otro rasgo característico, la mujer presentaba un anillo en una mano y otro en un dedo del pie. Hasta el momento ninguna de estas dos piezas ha servido para arrojar algo más de luz a la identidad de la víctima. Si la incógnita persiste, los investigadores barajan elaborar un retrato robot de la mujer asesinada.