Un juzgado de Palma ha condenado a dos policías nacionales a tres años y siete meses de prisión y una multa, respectivamente, por circular en estado ebrio en un coche camuflado del cuerpo con el que atropellaron mortalmente a una ciclista alemana de 65 años, para después huir, en la carretera del Cap Blanc, en Llucmajor, en marzo de 2012, cuando ambos se hallaban fuera de servicio.

La magistrada ha impuesto al conductor y principal sospechoso, un agente de 41 años de edad, tres años y siete meses de cárcel por conducción temeraria, conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas, homicidio imprudente y omisión del deber de socorro, ya que se dio a la fuga tras arrollar a la víctima. Además, se le priva del derecho a conducir vehículos durante cuatro años, lo que conlleva la pérdida de vigencia del carné de conducir.

Su compañero, el copiloto, un inspector de la Policía Nacional de 36 años, jefe del Grupo de Delincuencia Internacional, ha sido sentenciado a una pena de nueve meses de multa a razón de seis euros diarios por un delito contra la seguridad vial ya que también circuló borracho con el Fiat Bravo camuflado la mañana del 25 de marzo de 2012. El inspector admitió estos hechos durante el juicio y aceptó la condena, que lleva aparejada la pena de privación de conducir vehículos durante un año. Sin embargo, la juez le ha absuelto del delito de omisión del deber de socorro al considerar que no ha quedado acreditado que fuese consciente del atropello. El copiloto alegó que no vio el siniestro porque estaba muy cansado y bebido e iba dormido.

Según se declara probado, los dos policías, francos de servicio, consumieron abundantes bebidas alcohólicas en varios locales de Palma la madrugada del 25 de marzo de 2012. Poco después de las nueve de la mañana, regresaron a sus domicilios con un coche camuflado, modelo Fiat Bravo.

El agente condujo el automóvil sobre las diez de la mañana por la carretera del Cap Blanc (MA-6014) con sus aptitudes y reflejos disminuidos por el alcohol que había bebido. Circuló de forma temeraria y realizó dos adelantamientos prohibidos, poniendo en peligro al conductor de otro turismo, que tuvo que maniobrar y apartarse para no chocar con otro vehículo.

Acto seguido y, tras no respetar la distancia de seguridad, el conductor imputado siguió la marcha a gran velocidad, sorteando a diferentes ciclistas, circulando en zigzag y aproximándose excesivamente a los ciclistas. En el kilómetro 7,3, invadió el arcén por el que circulaba en bicicleta Renate Dieterich, a la que golpeó bruscamente. La germana, casada y con dos hijos, salió despedida por el aire e impactó contra un árbol. Quedó tendida en la cuneta de la carretera, donde falleció como consecuencia de las graves lesiones sufridas.

Tras el atropello, el policía se desentendió de lo que pudiera haber ocurrido a la ciclista, sabedor que había sufrido graves heridas para las que precisaría asistencia médica. Abandonó el lugar sin parar el coche ni avisar a terceras personas y se dirigió a su casa en Tolleric. Luego, el copiloto se puso al volante, pese a estar ebrio también, y fue hacia su domicilio en sa Torre, donde fue interceptado por la Guardia Civil. El inspector indicó a los investigadores que era él quien conducía y su compañero, el copiloto. Dio una tasa positiva de alcohol de 1,12 mg/l, casi cinco veces más del máximo permitido. El otro agente dio 0,58 mg/l en alcohol.