Dos mujeres, de 18 y 38 años, han sido detenidas en Palma por el Cuerpo Nacional de Policía y acusadas de hurto y de estafa tras cometer dos delitos en el último mes.

La pareja decidió robar en un taller de coches hace una semana. Aprovechando que el propietario estaba tomando un café en un bar cercano, las mujeres entraron al negocio y le quitaron la caja de caudales donde guardaba el dinero. Dentro había 900 euros en efectivo y otros 145 euros en un talón al portador.

Tras el hurto, las mujeres fueron a tomar un café a un bar cercano y allí le preguntaron al dueño del local dónde podían encontrar una oficina bancaria cercana para cambiar el cheque.

Cuatro días después del delito, fueron arrestadas por los agentes. Alegaron que cometieron el hurto porque tenían hambre y no tenían dinero para comer.

Pero, además de imputarles ese delito, la policía las pudo asociar a otro hecho que cometieron a mediados de diciembre de 2013. Las mujeres acudieron a una joyería de la calle de Blanquerna y se hicieron pasar por una conocida.

Días antes, la tercera persona había dejado en establecimiento unas joyas para que se las limpiaran y arreglaran. Las dos detenidas lo sabían y acudieron al lugar para recoger las alhajas en su nombre. La dependienta les exigió el resguardo, pero ellas le dijeron que no tenían el papel. Finalmente, acabaron convenciendo a la joyera de que eran ellas las que se las habían dejado en depósito.

La propietaria real de las joyas se presentó unos días más tarde en el local con el resguardo válido y pidió la entrega de las piezas que les había dejado, que estaban valoradas en más de 1.500 euros.

Las cámaras del negocio las grabaron durante la estafa, por lo que los investigadores pudieron mostrar las imágenes a la dueña de las joyas. La mujer afirmó que las conocía de antes.

Las alhajas fueron localizadas en una casa de compraventa de oro, lo que permitió que la policía las pudiera recuperar y devolverlas a su propietaria.