Rufo, uno de los perros adiestrados de los Bombers de Mallorca, detectó el olor de la mujer en apenas veinte minutos, levantó la cabeza y marcó la dirección. Poco después , sobre las once de la mañana, los equipos de rescate localizaban en una zona muy abrupta a Hildegard, la vecina de Sóller de 75 años que estaba desaparecida desde el domingo. La anciana estaba deshidratada y tenía diversas contusiones, pero su estado no parecía grave.

Una ambulancia la trasladó al hospital de Són Llàtzer, donde fue sometida a un reconocimiento. Terminó así un gran operativo de búsqueda en el que han participado unas 40 personas y un helicóptero, y en medio de fuertes críticas contra la Dirección Insular de Emergencias del Consell, que no movilizó hasta ayer a la Unitat Canina de los Bombers, porque no estaban de guardia, para evitar pagarles horas extra.

Hildegard Maria Berndt Geb Zimmer, alemana de 75 años residente en Sóller, desapareció el domingo por la tarde tras salir de su casa, en la zona conocida como Cas Xorc. Este mismo día se puso en marcha un gran operativo de búsqueda que aglutinó a efectivos de la Guardia Civil, del puesto de Sóller y del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM), Bombers de Mallorca, Policía Local y voluntarios de Protección Civil desplazados de toda la isla. En total, unas cuarenta personas, apoyadas desde el aire por el helicóptero de la Guardia Civil.

La operación de búsqueda se mantuvo a lo largo de todo el lunes, con altísimas temperaturas. La rapidez era crucial para tratar de encontrar a la anciana con vida, pero ese día el rastreo fue infructuoso.

Ayer por la mañana se unieron al grupo varios miembros de la Unitat Canina de los Bombers de Palma, con tres perros adiestrados en la localización de personas. Su búsqueda se vio favorecida por la bajada de la temperatura, lo que facilitó que Rufo, localizara el olor de la desaparecida en el aire y marcara el camino. Poco después uno de los equipos de emergencia encontraba a la mujer, tendida en el suelo. Estaba unos 600 metros arriba de su casa, pero para llegar allí había que seguir un camino muy abrupto. La anciana estaba deshidratada y agotada, y no podía moverse. Los rescatistas le dieron de beber y la llevaron en camilla hasta la carretera. Desde allí una ambulancia la llevó primero al centro de salud de Sóller y luego a Son Llàtzer, para ser sometida a un chequeo. Su estado, sin embargo, parecía bastante bueno.