Un hombre de 54 años fue juzgado ayer por atacar a la doctora que atendía a su madre en el hospital Sant Joan de Déu de Palma y a los dos policías que acabaron deteniéndolo. El sospechoso supuestamente golpeó a la facultativa en la cabeza con una botella, se encerró después en un cuarto de baño y acabó propinando patadas y puñetazos a los agentes antes de ser arrestado. La fiscalía reclama tres años de prisión para el hombre, que negó todas las acusaciones durante la vista.

Los hechos se remontan al 4 de marzo de 2011. La madre del procesado llevaba varios meses ingresada en Sant Joan de Déu y aquella mañana sufrió una arritmia cardiaca, según explicó ayer la doctora que la atendía. El acusado reaccionó airadamente. "Se puso muy nervioso y no atendía a razones. Comenzó a dar patadas a los carros de medicación y gritaba: ´¡¿Qué le estáis haciendo a mi madre?!´. Pasé miedo, porque empezó a lanzar patadas de karateka y llamé a los vigilantes de seguridad", explicó la doctora. "Cuando llegaron cogió una botella de agua y me la tiró a la cabeza. Intenté esquivarla, pero me dio y sufrí una contusión craneal y una contractura cervical, por lo que estuve un mes de baja", señaló la víctima, que añadió que tras la agresión le diagnosticaron un cuadro ansiedad por estrés postraumático y tuvo que recibir tratamiento médico.

Tras atacar a la doctora, el sospechoso supuestamente se encerró en un cuarto de baño y amenazó a facultativos y vigilantes. Los agentes de la Policía Nacional que acudieron al hospital relataron que tuvieron que abrir la puerta a la fuerza con un destornillador. "Cuando lo conseguimos comenzó a lanzar patadas y puñetazos. Hubo un forcejeo y caímos al suelo", explicó uno de los policías. "A mi compañero le agarró de los testículos y le arrancó el equipo de transmisión", señaló el agente.

El acusado negó rotundamente los cargos y aseguró que solo tiró una botella al suelo cuando no había nadie en la habitación. "Los policías me pegaron cinco o seis puñetazos en la cara en el coche patrulla. Fue una agresión brutal", aseveró. El médico forense explicó que el procesado padece un trastorno de la personalidad con rasgos paranoides que no afectan a su imputabilidad.

La fiscalía le acusa de delitos de lesiones y atentado, por los que reclama penas que suman tres años de cárcel y una multa de 200 euros por una falta de amenazas.