"Parecía que el acusado iba seleccionando a las personas y que lo tenía pensado de antes. Fue en concreto a determinadas personas, a víctimas fáciles como gente mayor. Acuchillaba por la espalda. Se cruzó con magrebís y no los atacó. Creo que tenía pensado ir hacer daño y cuántos más, mejor". El encargado del supermercado Suma de Sant Antoni de Portmany, donde Mohamed E.B. inició su escalada delictiva acuchillando a multitud de personas el pasado 23 de febrero de 2011 al mediodía, fue muy contundente.

El joven de 34 años, que también fue apuñalado y debido a las graves lesiones que sufrió le tuvieron que extirpar el bazo y un riñón, recordó ayer en el juicio con jurado popular que lo primero que oyó fueron los gritos de socorro de sus dos compañeros. "Los encontré heridos. Me dijeron que el agresor había salido corriendo a la calle. Le fui siguiendo y encontré a varias víctimas en el suelo sangrando. Mientras tanto, iba hablando con el móvil con la Guardia Civil. Le vi junto a un camión y luego ya tenía a un hombre agarrado por el cuello y le daba cuchilladas. Le dije que le soltara que no le había hecho nada. Y él me gritó: ¡Os voy a matar a todos como cerdos!. Entonces, se abalanzó sobre mí. Yo resbalé y me clavó el cuchillo cuando estaba cayendo. No pude defenderme", aseguró.

Ayer tarde, seis víctimas realizaron un relato estremecedor al rememorar cómo fueron atacadas por sorpresa. Hoy está previsto que prosigan más testimonios de afectados. El padre de una joven apuñalada, un guardia civil en activo, explicó que aquel mediodía fue movilizado por el terrible suceso. "Empecé a recorrer varias calles en busca del sospechoso y vi a personas heridas que eran auxiliadas. Mientras iba corriendo, oí una voz que decía: ¡Papá! Al girarme, vi a mi hija sangrando en el suelo como un cordero degollado. Me caí al suelo. Me abracé a ella y allí nos quedamos como dos tontos. Para una cosa así no te preparan en la academia. Estuve cuatro meses de baja y sigo en tratamiento psicológico. Entregué el arma reglamentaria porque no respondía por la integridad física del acusado", explicó el hombre.

Su hija, de 26 años, indicó que escuchó unos pasos detrás cuando iba por la calle y luego sintió "un golpe seco". "No pude defenderme. Me cogió por sorpresa. Me acuchilló detrás de la oreja", manifestó. Una cajera de 58 años que trabajaba en el supermercado Suma también fue atacada por la espalda: "Noté un golpe muy fuerte. Miré al techo por si había caído algo. Me salió un chorro de sangre de la yugular que le llegaba a la compañera de delante".

Dos septuagenarios también fueron acuchillados cuando andaban por la vía pública. Uno de ellos, de 75 años, explicó que sufrió una puñalada en el cuello y, acto seguido, el agresor salió corriendo. "Solamente deseo que se haga justicia", recalcó. Otro varón, de 70 años, manifestó que si no hubieran intervenido otras personas para auxiliarle, el acusado, que le tenía agarrado del cuello, le habría matado.

"Entró en el locutorio de forma silenciosa. Ni me enteré. No le vi la cara. Todo fue muy rápido. Estaba barriendo y, al levantar la mirada, me clavó el cuchillo en un ojo. Yo creo que iba a matarme. Perdí el ojo", detalló otro afectado, de 55 años.