El centro de la isla volvió a temblar. Un seísmo de magnitud 1,8 en la escala de Richter sacudió Porreres en la madrugada de ayer. El leve terremoto, localizado en el sureste de Vilafranca de Bonany, municipio donde apenas se notó a diferencia de Porreres, no causó ningún daño. Se trata del segundo movimiento telúrico registrado en los últimos meses en la misma zona de Mallorca, después de que en noviembre se produjera un temblor de magnitud 2,1 en la localidad de Sant Joan.

La Red Sísmica, dependiente del Instituto Geográfico Nacional, informó ayer de que este tipo de seísmos no son extraños en la isla y al ser superficiales son fácilmente perceptibles por los vecinos de la zona.

El terremoto de ayer se produjo sobre las dos y diecinueve minutos de la mañana, cuando varios vecinos de Porreres se despertaron sobresaltados. Su intensidad fue de tres sobre 12 y el epicentro se situó a doce kilómetros de profundidad muy cerca de Vilafranca de Bonany. A pesar de la magnitud de 1,8 grados en la escala de Richter y su escasa intensidad, el movimiento sísmico se dejó sentir entre la población debido a que fue muy superficial. Al menos cinco residentes de Porreres avisaron del temblor a los especialistas de la Red Sísmica. Según los datos facilitados por el organismo, el punto exacto del terremoto se encuentra ubicado a 39,55 grados de latitud y 3,05 grados de longitud.

Aunque el epicentro del seísmo se registró en Vilafranca, donde verdaderamente pudieron notar sus efectos fue en Porreres, donde ayer día de mercado, tanto la crisis como las bajas temperaturas quedaron relegadas a un segundo plano: "Todavía estaba despierto cuando una especie de trueno hizo temblar los cristales. Me asusté porque pensé que alguien me estaba tirando de la cama", explicaba Joan Trobat, quien junto a un grupo de amigos charlaba animadamente del tema en el Bar Miquel. "Me desperté y noté que el suelo tembló durante unos segundos" añadía Bernat Roig.

"Eran sobre las dos cuando escuché un sonido muy raro, como cuando explosionaban artefactos en la antigua gravera de Montisión", indicaba Bàrbara Barceló "Y sentí como un temblor que movió la cama primero arriba y después hacia abajo. Al principio creí que era un trueno".

Aunque para algunos no fue suficiente como para despertarles, Apolònia Barceló, dueña de la tienda Foto Vidal en pleno centro peatonal, apunta a una intensidad mayor según la zona de Porreres: "He podido comprobar que tanto los clientes como la gente de la calle con la que he hablado, que tanto en la calle Juníper Serra donde vivimos, como en la zona entre el carrer Nou y carrer Vent, se ha notado mucho más acentuado". Apolònia creyó que la casa vieja que tiene en frente se había derrumbado, "o un camión se había empotrado en la fachada. La cama se balanceó y justo después se oyó un boom en toda la casa".

Tampoco el rector Ángel Reigadas se salvó del susto. Precisamente una pareja de vendedores cercanos a la iglesia recordaban con sus clientes lo ocurrido: "Ha sido como una bomba sobre las dos de la madrugada", comenta Sebastià Barceló, de Mianes Fruita. "Se han oído niños llorando y perros que ladraban asustados; no ha sido nada agradable". Muchos creyeron que era la parroquia de Nostra Senyora de Consolació la que se venía abajo, dado que actualmente se encuentra en obras.