Un empleado de una panificadora de Mercapalma había encontrado el ingrediente que le faltaba para completar el bocadillo. Los robos de embutidos en la nave contigua eran continuos. Las sustracciones alcanzaron un montante de unos 3.000 euros.

La investigación del Grupo de Robos se remonta al pasado 18 de marzo. El dueño de la empresa de embutidos acudió a las dependencias de la Jefatura Superior de Policía de Balears para denunciar una importante sustracción de fiambres. El robo lo valoró en 1.736 euros.

Apenas dos días después, el empresario volvió a acudir a la Policía para denunciar un nuevo robo de embutidos. El género sustraído lo valoró en una cifra similar.

Los agentes del Grupo de Robos se desplazaron hasta la fábrica de embutidos de Mercapalma para tratar de conseguir indicios del ladrón. Los investigadores repararon en que una puerta utilizada para el repostaje de camiones había sido forzada.

Además, el dueño de la empresa desvalijada se percató de que le faltaba una llave de una puerta de acceso. Todos los indicios apuntaban a un sospechoso: el empleado de la panificadora de al lado.

Al acudir a su puesto de trabajo, los policías constataron que también había sustraído pan de su propia empresa. Tras practicar un registro domiciliario, hallaron en su casa los embutidos.