TOROS

Sebastián Castella, matador de toros: «Es importante tener orgullo y ego, pero hay que saber administrarlos»

Compartirá cartel con Manzanares y Roca Rey el jueves 10 de agosto en el Coliseo Balear y lidiará toros de Juan Pedro Domecq

Sebastián Castella saliendo a hombros en Madrid, el pasado 19 de mayo.

Sebastián Castella saliendo a hombros en Madrid, el pasado 19 de mayo. / EFE/ KIKO HUESCA

Miguel Ángel Puertas

A pesar de su madurez, veteranía y tras un parón de dos años retirado de los ruedos, atraviesa el mejor momento de su carrera después de alzarse como triunfador de la reciente feria de San Isidro tras abrir por sexta vez en su trayectoria la puerta grande de Las Ventas. Ha vuelto este 2023. Un regreso que estuvo macerando mientras su vida la enfocaba hacia la pintura, su familia y sus caballos. Sebastián Castella dejó la profesión porque el cuerpo le pedía parar y mirar nuevos horizontes. Con motivo de su comparecencia en el Coliseo Balear el jueves 10 de agosto a las 21:30 horas, en la corrida donde el artista Domingo Zapata adquiere un papel relevante contribuyendo en la decoración del ruedo, Diario de Mallorca entrevista al matador para conocer de primera mano aspectos relevantes de una figura indiscutible del toreo.

Tras un inicio de temporada con escasa fortuna, se ha erigido como máximo triunfador de San Isidro, la feria taurina de máxima importancia. ¿Sentía que necesitaba el triunfo de Madrid?

Un triunfo en Madrid siempre es necesario. En este caso, tras mi vuelta con ciertas dudas, había muchos argumentos que estaba buscando como una evolución de mi toreo artístico sin obtener los resultados óptimos de principio de temporada. Con ese triunfo de Madrid pude mostrar el concepto artístico de torero en el que he evolucionado y el público así lo percibió. Me sirvió para reforzar todo lo entrenado y que he andado buscando como artista. Ha sido una feria con un resultado muy importante y tras San Isidro disfruto en cada corrida.

Antes de su retiro en 2020 se le veía un torero fresco, libre. ¿Se vuelve a sentir así en su regreso?

Más todavía. Actualmente estoy disfrutando de mi profesión como nunca. No solo del momento de la corrida, hasta la responsabilidad anterior a un paseíllo la disfruto, algo que había perdido por diferentes circunstancias.

¿Por qué esa retirada en 2020?

Hay etapas en la vida en las que uno debe ir evolucionando. Tras veinte años como torero, necesitaba desconectar y dedicarme tiempo para mí mismo alejado de mi profesión como torero.

¿Le ha enseñado algo la pintura sobre la tauromaquia?

No me ha enseñado, me ha aportado disfrutar de momentos de tranquilidad y reflexión o, incluso, de expresión corporal. Cuando cojo un pincel siento que es como si cogiera una muleta. Con la muleta pinto una obra de arte ante un toro. Toreando en redondo, en línea recta, un pase de pecho y todo eso es una forma de expresión. He pasado horas y horas delante de un cuadro o de un capote, expresando con la pintura lo que llevaba dentro y eso me hacía reflexionar sobre el día que regresase a los ruedos. Además, me ha dado la oportunidad de conocer a grandes personas y artistas, como Domingo Zapata, Diego Ramos o Botero.

¿Qué tipo de relación le une a Domingo Zapata?

Es como un hermano, un maestro en el arte y en la vida también. Le tengo un gran cariño. Me ha abierto las puertas de su casa y las de su corazón.

¿Es cierto que fue idea suya la de acoger en Palma esta corrida ‘zapatista’ en la que el artista pintará las tablas del ruedo, burladeros, la arena y los petos de los caballos?

Sí. Por la admiración, el cariño y el respeto que le tengo y la amistad que nos une. Se conjuntan varias circunstancias, un coso bellísimo como el Coliseo Balear, que Zapata es de Palma, su historia y su inculcación a los toros por parte de su padre en esa propia plaza. Un día se lo propuse y el próximo día 10 se cumplirá este deseo de ambos. Creo que será un acontecimiento extraordinario.

¿Qué le hizo volver a enfundarse el vestido de torear?

El amor y mi pasión por la tauromaquia. Pierdo todos los sentidos por el toreo. Es lo que me motiva e ilusiona al levantarme cada mañana, con la mentalidad de ser mejor persona también. El sentir de nuevo el miedo, el vestirme de torero, el contacto con el toro. El volver a emocionarme toreando para que el público se emocione viéndome torear. Todo eso ha sido lo que me ha hecho volver.

¿Ha sido su regreso a los ruedos como usted esperaba?

No lo sé. Lo que tengo claro es que no lo cambiaría por nada porque en la dureza es como uno se curte y, aunque el inicio de la temporada no fue fácil, llegar a Madrid, triunfar y salir en volandas por sexta vez por la puerta grande de la plaza de Las Ventas me ha hecho revivir.

No me diga aquello de que la mejor faena está por llegar; ¿Cuál ha sido a día de hoy su mejor actuación?

No sabría decirle cuál ha sido la mejor faena pero sí tengo claro que donde he tenido la suerte de emocionarme y de sentirme mejor toreando ha sido en el ruedo de Las Ventas. Allí he logrado lo que tantas horas de entrenamiento y reflexión he andado buscando durante años. Cada tarde en Madrid ha tenido algo especial. Es la plaza y la afición con la que mejor me identifico.

En el toreo, ¿el mejor es el que más dinero gana?

No. ¿Quién es el mejor? Existimos toreros con conceptos diferentes y los aficionados se decantan por el suyo. Hay una baraja importante de toreros. Puede que haya toreros que atraviesen un buen momento y lleven mucha gente a la plaza pero solo con un torero no se llenan los tendidos.

¿La humildad puede ser compañera de un figurón del toreo como usted?

Debe serla. Es importante tener orgullo y ego, pero hay que saber administrarlos. Yo me transformo cuando me enfundo el traje de torero y en la plaza me crezco. Cuando termino de torear, soy humilde como el que más.

A usted se le percibe apartado del resto y que va por libre. Esa sensación que transmite ¿se ajusta a la realidad?

El tiempo, mi comportamiento y mis hechos lo dicen todo. Toda mi carrera he ido por libre a pesar de que me hayan apoderado en ciertas etapas grandes empresas y apoderados.

¿Le parece acertado que en febrero se presenten ya los carteles de las ferias más importantes del año desde marzo hasta julio y que, como consecuencia, no haya cabida luego para toreros modestos que triunfan al inicio de la temporada?

No estoy de acuerdo con esto pero con la imposición del marketing y una publicidad trabajada con antelación para su promoción, sí debe hacerse. Está mal hecho por estos toreros modestos que triunfan y no tienen cabida más adelante. Habría que buscar una forma de anunciar las ferias con las figuras ya contratadas pero sí dejar unos huecos en cada feria y ciertos carteles para este tipo de toreros.

¿Cómo se ve de aquí a 10 años? ¿Como torero, como apoderado, como ganadero, o centrado en su afición por la pintura?

No lo sé. Ni me lo planteo. Vivo el día a día y solo pienso en la próxima actuación.

¿Qué éxito profesional le queda por alcanzar?

La faena perfecta todavía no ha llegado. Aún quedan pendientes triunfos en plazas de relevancia. Soy ambicioso y siempre aspiro a más.

Francia es un ejemplo de respeto hacia la tauromaquia. ¿Percibe lo mismo en España o piensa que la fiesta no está lo suficientemente defendida o respetada?

No. Cada país tiene su forma de cuidar la tauromaquia. Desafortunadamente la tauromaquia está politizada. Cada afición cuida su cultura y tradición. Lo que sí hay que hacer es promocionarla más.

¿Qué le supone regresar de nuevo a la isla y reencontrarse con la afición mallorquina tras su última actuación en 2017?

Una alegría muy grande. Una afición que admiro y respeto. Voy a Mallorca motivado e ilusionado. Además, por todo lo que conlleva al tratarse del evento en el que interviene Domingo Zapata. Me vestiré de torero en su casa.

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