Enclaustrada en su piso del Eixample de Barcelona, Rosa Maria Sardà se siente estos días más "confitada" que confinada. La multipremiada carrera artística de Sardà está unida de un modo inseparable a un sentido del humor avispado y lúcido.

El 21 de marzo, sábado, la actriz, directora y escritora quiso celebrar el día mundial de la poesía. Rescató un texto titulado 'Las golondrinas de la villa' que había escrito 20 años atrás, justo en la época en que conoció a Isabel Coixet.

Sardà grabó el texto en un mensaje de voz y se lo envió a la más internacional de las cineastas españolas, con quien hoy comparte una amistad franca y sólida.

En tu salón en tiempos de coronavirus

A esa hora, Coixet había abandonado brevemente su confinamiento en el barrio barcelonés de Gràcia para comprar comida y EL PERIÓDICO. Mientras caminaba hacia el quiosco de la plaza de la Vila de Gràcia, iba grabando las calles desiertas, fantasmagóricas. De vuelta en casa, escuchó el mensaje de su amiga y vio de inmediato que las palabras de Sardà y las imágenes que ella acababa de grabar cobraban sentido juntas: "Me pareció que las golondrinas alucinarían al ver las calles vacías".

Cuando este diario les pide autorización para ofrecer la pieza audiovisual a los lectores de la edición digital, confinados como ellas a causa de la emergencia global, ninguna de las dos duda ni un instante. Por supuesto que sí. Sardà ni siquiera había visto aún el video montado con su voz: "Le envié el texto a Isabel, y la que ha liado. Es la bomba. Usadlo como queráis. Besos".