Sota, caballo y rey. En España los vestidos de novia tienen un nombre por encima de cualquier otro: Rosa Clará. Ni mejor ni peor que otros grandes pero la única que ha desfilado de la mano de Christian Lacroix y Karl Lagerfeld en su debut en la Ciudad de la Luz. ¿Quién no querría verse cosida a ella?

Desde luego la mallorquina Maria Francisca Perelló, al igual que hicieron otras célebres del papel couché como Laura Escanes, Paula Echevarría, una de las primeras en depositar en la catalana su confianza plena, y Antonela Rocuzzo, la mujer de Leo Messi, se ha puesto en sus manos. Ahora que atentos a los detalles, Mery ha elegido a la misma modista que Helen Lindes en idéntico escenario, sa Fortalesa, donde se casó con Rudy Fernández. Otro deportista de élite, otro mallorquín, en lo alto del port de Pollença para rodar el videoclip de sus vidas. Ellas han optado por Rosa en un set de serie Netflix. Aparten comparaciones maliciosas.

No podría ser de otra manera. Son casi tres décadas de "esfuerzo" que la creadora de la marca se ha ido ganando a pulso convertirse en la reina de las "sí quiero". Con el beneplácito de los también quiero, los plusmarquistas, los atletas de altura, los deportistas de élite como Rafa Nadal.

¿Qué define a Clará? Un "estilo sencillo, unos patrones muy trabajados y los materiales", combinado para convertir a las novias en la diana de las miradas. Sigue a pies juntillas el consejo de Jesús del Pozo, "no hay que disfrazar a las novias", la belleza, la elegancia no se llevan bien con lo artificioso. Clará lo sabe. Por ello, Maria Francisca Perelló ha confiado en la marca de Barcelona para salir del habitual segundo plano que ha elegido como forma de vida. Una Penélope contemporánea que el 19 de octubre dejará de tejer, aunque sea por unas horas.

Cuentan los que se mueven en la órbita de las tendencias que este año a las novias y sus invitadas les van las plumas. Cuesta imaginarse a la discreta Mery como un pájaro. Es probable que opte por otros materiales más discretos, quizá encajes, alguna pedrería. Tampoco la imagino vestida de sirena, una opción en boga y que ella luciría bien porque el cuerpo le acompaña. Habrá que esperar tres días. ¿Tienen paciencia? Sean Penélopes, solo un poco.

Modelo Sahel, un vaporoso vestido de corte recto que realza las figuras. Su precio: 2.990 euros. ROSA CLARÁ