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Enigmas

Con Ciencia

Enigmas

Un diario madrileño se ha hecho eco del hallago en la cueva de Ekain (Deba, Guipúzcoa) de cuatro esbozos de caballos grabados con los dedos sobre la arcilla de las paredes, pertenecientes a la tradición Magdaleniense y sobre los que el periódico arroja, ya desde el titular de la noticia, la sospecha de que contienen un enigma, aunque sólo sea como forma bastante conocida de atraer la atención del lector. Se enuncia tal enigma preguntándose "¿por qué fueron pintados en un recodo de una gruta de difícil acceso y utilizando una técnica muy poco frecuente?" En realidad la primera parte de la pregunta es bastante común, compartida por la gran mayoría de las joyas del arte parietal prehistórico. No sabemos por qué sus autores elegían recodos tan apartados dentro de las cavernas que era preciso utilizar lámparas de tuétano —que no desprenden humo al arder— para alumbrarse. Y la razón del uso de los dedos para dibujar los caballos sobre la arcilla húmeda es fácil de adivinar: ninguna otra técnica, como la de los dibujos con ocre o las incisiones sobre la piedra, hubiesen permanecido en el barro.

El artículo científico sobre los caballos y lo demás dibujos de Ekain es de la investigadora Blanca Ochoa, del departamento de Arqueología de la universidad de Durham (Reino Unido), y sus colaboradores, y ha sido publicado en el número del primer semestre de este año de la revista Trabajos de Prehistoria. El texto documenta tanto las circunstancias del hallazgo hace cuatro décadas de la cueva con sus representaciones artísticas como las mejoras técnicas que han permitido descubrir y estudiar las nuevas impresiones digitales (las hechas con los dedos, por supuesto; no nos dejemos influir por la cultura computacional). Como las pinturas son de difícil datación, los autores las atribuyen, basándose en su aspecto, a finales del Magdaleniense.

El estudio de las figuras claramente realistas y a la vez esquemáticas de los caballos de Ekain relaciona esos dibujos con los otros muchos realizados con la misma técnica en cuevas de Francia y España. Pero un indiscutible enigma es el de lo minucioso de la representación. Las marcas digitales suelen ser meros esbozos, geométricos a menudo, que no pretenden retratar figuras tan realistas como las de Ekain. Para dibujar caballos tan espléndidos como los de Chauvet (Francia) o bisontes al estilo de los de Altamira (España) se usa la policromía, mucho más detallada y precisa que las impresiones digitales de Ekain. Cosa que lleva al verdadero y más importante enigma de todos, enunciado así por Blanca Ochoa en el periódico madrileño: "¿Qué nos quisieron decir [los autores] con los cuatro caballos de Ekain?". Por desgracia, no tenemos ni la menor idea y puede que jamás sepamos responder tal pregunta. Pero ni siquiera hace falta para asombrarnos ante la maestría de los artistas magdalenienses, verdaderos puntales de un expresionismo que cuenta casi con veinte mil años.

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