El abuelo materno de la Reina Letizia, Francisco Rocasolano, falleció anteayer los 98 años en el hospital Clínico Universitario de Salamanca, en el que ingresó el pasado sábado por problemas coronarios, confirmaron fuentes sanitarias.

Francisco Rocasolano se sintió indispuesto el sábado mientras descansaba en una finca del municipio salmantino de Puerto de Béjar, por lo que fue trasladado al Clínico de Salamanca, donde falleció la noche de anteayer.

Según las mismas fuentes, esa noche se organizó el traslado del enfermo a Madrid en una UVI móvil, pero su estado de salud empeoró sensiblemente y los facultativos decidieron dejarlo en el centro, donde falleció poco después, antes de la medianoche.

El abuelo materno de Doña Letizia fue sometido el domingo en el Clínico de Salamanca a una revisión médica y ese mismo día llegó al centro hospitalario la madre de la Reina, Paloma Rocasolano, para estar junto a su padre, en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Clínico Universitario.

Su última aparición pública fue en la ceremonia de proclamación de Felipe VI y su propia nieta.

Doña Letizia canceló anteayer su asistencia al acto de entrega de los Premios Nacionales de la Moda, que iba a presidir ayer en el Museo del Traje de Madrid, para dedicarse a su familia.

La Casa Real no facilitó ayer información sobre el óbito dado que nunca da cuenta de las actividades privadas de la Familia Real.

Francisco Rocasolano residía con su mujer Enriqueta desde que se jubiló en un apartamento de una urbanización de Alicante. En esa casa pasaron muchos veranos las nietas Letizia, Telma, Erika y los primos Rocasolano vigilados por los abuelos, mientras los padres de todos ellos trabajaban en Madrid. El matrimonio dejó su piso del barrio de Prosperidad por el paraíso alicantino.

Sin embargo, llegó un momento en que la hija Paloma -la madre de Letizia- les convenció para que volvieran a Madrid; así podían estar más controlados. Sobre todo Enriqueta y su pérdida de visión. Algunos fines de semana el matrimonio acudía a la casa de Asturias, así bautizada por los amigos del príncipe desde que se colocó en la puerta la bandera del principado, y compartían almuerzos dominicales con las nietas, biznietas y resto de la familia Rocasolano. En fechas señaladas, como era la Navidad, Francisco y Enriqueta se instalaban en el palacio de la nieta real.

Para su 90 cumpleaños, la princesa de Asturias organizó un almuerzo en una de las terrazas cercana a la barbacoa y al que acudieron todos los miembros directos del clan, salvo Erika, que ya había fallecido. Las niñas Carla y Amanda ayudaron al abuelo a soplar las dos velas con el número 90 que coronaba la tarta de chocolate y frambuesa. Su preferida y la de las pequeñas.

Por otra parte, la Federación Profesional del Taxi de Madrid (FPTM) expresó ayer sus condolencias a la Familia Real por la muerte del abuelo materno de Letizia, taxista en Madrid hasta su jubilación.

Rocasolano adquirió una licencia de taxi en 1960 y desempeñó esta profesión hasta 1983, cuando se jubiló.

En 2010, la Federación Profesional del Taxi de Madrid le concedió una placa homenaje al abuelo de Letizia, en el marco de su visita a la emisora Teletaxi, con motivo del 30 aniversario de su creación.