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Crítica de teatro

Nosotros que nos reímos tanto

Hacía mucho que Carles Sans, Paco Mir y Joan Gràcia, El Tricicle desde hace 35 años, no visitaban Mallorca; si no voy errado, desde septiembre de 2008, con Garrick, Ciertamente, Bits no resulta tan decepcionante. Uno encuentra, aquí y allá, pinceladas de su maestría. Y los tres, como intérpretes, continúan siendo muy buenos, de una expresividad soberbia, y se encuentran en plena forma.

La temática del espectáculo no son las redes sociales ni las tecnologías actuales. Lo de los Bits es una mera excusa para hilar los sketchs, independientes entre sí, y aportar lucimiento técnico a la puesta en escena. En cuanto a los distintos fragmentos, resultan irregulares: algunas son brillantes o al menos lo son parte de sus contenidos, otros claramente (caso del casting con que finaliza la representación) no están a la altura de su trayectoria. No deja de ser curioso que el trío haya tenido que recurrir a la colaboración de los históricos Les Luthiers (quienes sí han mantenido un nivel constante de calidad) en el presente montaje; que anuncian como, probablemente, su último espectáculo de creación.

El Tricicle ha perdido su frescura, eso es lógico, pero también bastante ingenio, y la inclusión de la palabra no les ha aportado nada, más bien al contrario (dicho sea de paso: a mí me da lo mismo, pero ¿en Cataluña también hablan en castellano?) Su calidad actoral permanece intacta y su vena cómica aún funciona entre los espectadores (probablemente en mayor medida entre los más jóvenes), pero todo le suena a uno a algo ya visto.

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