Tenemos unos intérpretes, unos directores, unos autores y unos técnicos que no sé si nos los merecemos. Lo digo porque, con piezas como Edimburg, las plateas deberían atiborrarse (claro que ahí está ese 21% de IVA para impedirlo) y los medios de comunicación deberíamos prestarles más atención. En la cartelera de Barcelona (la más relevante de nuestro país), Edimburg no sólo no desmerecería en absoluto, sino que probablemente la crítica lo destacaría como una de las propuestas recomendables del momento.
La situación de partida: una pareja que empieza a compartir casa, en el lluvioso Edimburgo, recuerda a una comedia romántica clásica, con significativa presencia de un humor inteligente, amén de algún recurso que enlaza con las tecnologías actuales. Con buen conocimiento del oficio de dramaturgo, Toni-Lluís Reyes empieza a sugerirnos, sin embargo, que hay algo que no es como nos dicen, parafraseando a Millás. Y hasta aquí puedo escribir, claro, porque si no me cargo el factor inesperado, que resulta capital en el argumento.
Sí puedo apuntar, en cambio, que Reyes (con una eficaz puesta en escena de Joan M. Albinyana) no sólo elabora un mecanismo hábil, sino que además explora terrenos inquietantes de los sentimientos humanos, a la vez que aprovecha de modo muy sugerente las variantes lingüísticas. En cuanto a Sergio Baos, Marga López y Alexandra Palomo, ya sabíamos de su talento, con creces, por espectáculos precedentes. Aquí me parecen sencillamente soberbios, en papeles nada simples y repletos de aristas que constituyen todo un desafío actoral.
Edimburg
Teatre Principal (Palma)
***½
Autor: Toni-Lluís Reyes. Dirección: Joan M. Albinyana. Intérpretes: Sergio Baos, Marga López y Alexandra Palomo. Escenografía: Roger Orra. Vestuario: Jaume Gayà.
