Anegats ya es historia. El grupo de Son Servera, uno de los más populares del pop mallorquín, estrellas de las fiestas populares que en verano inundan la geografía insular, hizo público ayer un rumor que entre sus seguidores ya era un hecho consumado: "Nos separamos", confirmó el cantante Pep Àlvarez en el transcurso de una rueda de prensa en Xocolat.

"Todos los ciclos tienen un principio y un final y el ciclo, de momento, ha acabado. Dejamos de tocar. Es un parón indefinido. Queremos mirar hacia atrás, coger perspectiva y, sobre todo, descansar. Necesitamos descansar", subrayaron los componentes de una banda que quiso dar las "gracias" a sus seguidores en un día "no de tristeza, sino de alegría".

Una alegría que viene dada con la publicación de su último trabajo, un triple CD-DVD que supone "la culminación" de un proyecto "ambicioso y arriesgado" que empezó a gestarse hace poco más de dos años: la revisión de los temas más líricos e introspectivos de su cancionero, a partir de una nueva dimensión musical gracias a los arreglos de Miquel Brunet.

Para esta nueva aventura, Anegats se sumergió en la mitología griega para, mediante el misticismo y la magia de El fil d'Ariadna, reflexionar sobre su trayectoria en un nuevo formato de concierto con una orquesta de más de 20 músicos.

El disco, presentado ayer en Xocolat y ejecutado en directo en los últimos meses por distintos escenarios de la isla (el pasado domingo, en el Teatre Principal de Palma), está estructurado en tres partes: un cedé de audio, que recoge las canciones extraídas de los conciertos ofrecidos en Manacor, Lloseta, Petra, Son Servera y el citado del Principal, junto a cuatro temas inéditos. "Queríamos demostrar que no estamos agotados creativamente", apuntaron.

Una segunda parte incluye el DVD del recital íntegro que brindaron en el Auditori de Manacor; y la tercera, dedicada a un documental de 50 minutos que ofrece un recorrido por los 20 años de vida del grupo.

"Lo mejor de estos veinte años ha sido poder ver a los jóvenes cantando nuestras canciones en las revetles. Esa es la banda sonora con la que nos quedamos", señalaron.

En su adiós, que no desembocará en otras historias musicales por separado, quisieron entonar una nota reivindicativa dirigida a los programadores: "Se pueden llenar las plazas de los pueblos con canciones propias y en nuestra lengua".