Suena a título de comedia romántica, ¿verdad? O, con una mente más creativa a spin-off de Batman. Pena que Bacall y Williams no coincidieran en un plató. Así es la vida, como diría Kurt Vonnegut.

Según Howard Hawks, el diálogo más famoso de Tener y no tener ("Sabes silbar, ¿verdad? Se hace así...") lo escribió él para una prueba de casting y posteriormente pidió a William Faulkner (coguionista junto a Jules Furthman) que encajara esa escena en el libreto. El caso es que Bogart le silbó, y de qué forma en la docena de años y las tres películas adicionales que compartieron. Otro diálogo a medida de ambos, lapidario, marca su primer encuentro en El sueño eterno (otra vez Hawks dirigiendo y Faulkner adaptando, esta vez a Raymond Chandler).

Bacall se cuelga del cuello de Bogart cuando éste cruza la puerta, el hombre la rechaza; instantes después le presentan al padre de ella.

"¿Conoce ya a mi hija?" "Sí. Intentó sentarse en mi regazo cuando estaba de pie". Esas dos películas, junto con Cayo Largo, afianzaron el escaño de Bogey en el Olimpo y auparon, merecidísimamente, a Bacall. Son películas que pueden verse una y otra vez sin que dejen de embelesar. La carrera posterior de la actriz, su firmeza al mantener el legado de Bogart sin renunciar a sus méritos y a su personalidad, sus convicciones políticas, su digna asunción del paso del tiempo, su persistencia profesional (una de sus últimas, fugaces, aportaciones fue poner voz a la rata celadora en Ernest y Celestine) confirman a una mujer admirable, memorable.

A Robin Williams, como a Seymour Hoffman, sus inseguridadades se lo han llevado por delante. Así es la vida. Aún así deja también un puñado de películas que resisten bastante bien el paso del tiempo en mucha o parcial parte gracias a su presencia: El club de los poetas muertos, El indomable Will Hunting, Buenos días Vietnam, Despertares... En sus mejores momentos transmitió un optimismo contagioso; en los menos buenos cedió al histrionismo. Pero era un cómico nato, puro. En una rueda de prensa sobre Despertares, el director tuvo un desliz al decir que estaba ambientada en un hospital "menstrual" (en vez de mental). Williams entró instantáneamente al quite, "Es una obra de periodo" (period piece es como llaman en inglés a una obra histórica). Inevitable o desafortunada su despedida, ahí queda su legado.