Al atardecer, me disponía a plantearle a Michael Douglas la pregunta clave de la entrevista en s´Estaca. Me dejó en la estacada y corrió al borde del mar, para extasiarse ante la puesta de sol. Había volado desde Los Angeles para contemplarla en su esplendor. Bertrand Russell habla de la pereza cósmica que rige el universo, Chesterton corrige que Dios queda tan satisfecho de cada crepúsculo que a diario ofrece un bis. Los mallorquines se han aficionado a bañarse en el Sol poniente, antes de que también nos lo quemen.