Enfundada en un vestido crudo estilo tutú -sello que personaliza su identidad-, a topos y con bolero de encaje negro, la diseñadora mallorquina Cat Sorell se propuso ayer engalanar a sus modelos de la manera más "femenina" posible. Esto fue vistiendo una alfombra roja en la que predominaron los trajes de cóctel, y toda la gama de colores posibles. Así las cosas, los rojos, amarillos vivos, rosas cálidos y chicles, se mezclaban con el azul cielo y los eléctricos, con la intención de crear una pasarela en la que la protagonista, la mujer, se sintiera "lo más especial posible", aseguraba la diseñadora.

Por ello, rebuscó entre su armario de profesional para desempolvar los mejores trajes de fiesta, en el que hubo largos, pero en donde predominaron los atuendos de tubo hasta las rodillas, ceñidos de cintura y alguna falda cuyo movimiento recordaba a las olas del mar, a esas que anuncian que el verano se aproxima. Todo ello bajo la solera de un edifico emblemático, el que se levanta en la calle Brondo y da nombre al hotel, el Brondo Architect, que cedió de manera gratuita sus instalaciones para la ocasión.

La ceremonia, que se celebró en el restaurante y la terraza del lugar, se erigió en un tono informal, sin más sofisticación que la que destilaron las ocho jóvenes en pasarela. La diseñadora explicó como, de una relación de amistad con la sub-coordinadora de juntas locales de la Aecc, Isabel Got Ramis, surgió la posibilidad de utilizar su conocimiento en beneficio de una buena causa: la recaudación de fondos para la delegación balear, que entre otros servicios fomenta la investigación, la atención psicológica, realiza campañas de prevención y tiene para los enfermos y familias de las islas vecinas un programa de pisos de acogida.

"Todo el mundo conoce o tiene cerca una persona que haya sufrido esta enfermedad. Y no se trata de una hucha al año. El cáncer se cura. Y una de las mejores medicinas es el amor, el que demostráis todos los que habéis venido", parlamentó Sorell.

Por su parte, la presidenta de la Aecc en Balears, Teresa Martorell, quiso destacar la "predisposición" de la diseñadora y otros voluntarios que ponen su profesionalidad al servicio de los enfermos.

Y sonando la magnífica New York New York de Frank Sinatra, las modelos dijeron adiós a una calurosa tarde en el centro, entre sombreros de cabaret que clamaban un mensaje contundente: ´Por la vida’.