Inca se convirtió ayer en una inmensa sala multidisciplinar en la que se combinaron diferentes artes. Gastronomía, música, pintura, escultura y otras se dieron cita en la séptima edición de Incart.

Participan diecisiete espacios expositivos y unos cincuenta artistas. Para las exposiciones de artes plásticas se han elegido espacios públicos y también privados. Así, comercios en desuso, edificios municipales, o casas particulares de antigua tradición se han sumado a la gran fiesta de las artes.

El alcalde, Rafel Torres, y la regidora de Cultura, Maria Payeras, inauguraron ayer esta nueva edición, acompañados por algunos de los artistas participantes.

Se ha continuado la apuesta de los últimos años por elevar la calidad de las obras expuestas a la vez que se ha incrementado el número de participantes. En este sentido Incart continúa su camino de la innovación apostando por la gastronomía y la música como complementos de la creación artística en forma de escultura, pintura o formatos más complejos.

La novedad que se incorpora en el programa es la vertiente solidaria. La Capilla de la Fundación Es Convent acoge una exposición de platos decorados que se venderán con una finalidad social. Todo lo que se recaude será para el Comedor Social.

La plaza de España acogió ayer un mercadillo de arte en el que participaron alumnos del colegio de educación especial Joan XXIII, que usa el arte como terapia.