Allá voy. Esta semana sin entretenerme en preámbulos, esos que sitúan a La Nata en el espacio y en el tiempo que nos ha tocado vivir para demostrarnos que hay otra vida más allá de los informativos, tan descorazonadores, que muchos hemos llegado a la conclusión que es mejor quedarse, al menos por un tiempo, a este lado del río donde se suceden las buenas noticias, una tras otra. Por ejemplo y aunque no lo crean Palma se prepara ya para la Navidad, unas fiestas que este año serán diferentes, muy diferentes, al menos en sus calles, donde una avalancha de sorpresas elegantes creadas por Javier Escobar y su equipo nos devolverán al desván de nuestra infancia. No cuento más, lo haré la semana que viene, con detalles apetecibles, que es como debe ser.

A todas estas ya ven como están los empresarios y comerciantes de moda y a la moda que hoy abren las puertas de esta Nata dominical con una sonrisa de oreja a oreja dispuestos a afrontar una temporada que aunque incierta está llena de retos. Se merecen un monumento por lo que alegran nuestra vida. He elegido a cuatro de los muchos que un domingo sí y otro también irán saliendo de aquí a Año Nuevo. Patrik Popp, por ejemplo, al que ven en la primera de las fotos rodeado de bellezones en Es Rebost, ese nuevo espacio gastronómico de Jaume III recientemente inaugurado, donde decoración y productos, lo mejor de esta tierra, se muestran con dignidad apabullante y riquísima. A Patrik, experto en alta tecnología de vanguardia, con dos tiendas abiertas en Palma, le sigue Román Padín, otro grande, que tras meses de sufrimiento, porque no quería abandonar la isla, ha dado con la solución que le permitirá seguir viviendo entre nosotros. Asociarse con su vecina y amiga de Ca´n Cabot Bernadette Cabot y han inaugurado Cabot Centre, un nuevo concepto de tiendas mucho más contemporáneo, nada minimal, donde se venden marcas tan prestigiosas como Missoni junto a una selección maravillosa de artículos y moda para hombre y mujer digna de Colette de París, por decir algo, porque las comparaciones son odiosas.

Sigo para detenerme en la maison de Yvonne Rohe, que es toda una institución, un referente de moda indiscutible, donde me paralizan unos collares magníficos y nada discretos. Allí me la encuentro, en animada tertulia con Albert van Kooten, tan creativo , tan elegante y con Alberto Tomás de Nicolás Bar, otro de los responsables de que el centro de Palma sea hoy digno de llamarse ciudad, y miren que no se lo han puesto nada fácil, pero ahí siguen, convertidos ya en un referente, definidos incluso en la prensa internacional que habla de nosotros, bien, como imprescindibles en un recorrido cool que hoy no hace más que comenzar, porque cruzo la calle aceleradamente para rebajar unos kilos de más que la duquesa Grazia Serra di Cassano no me perdona. Lo veo en su mirada, perfecta, de línea impecable pero inquisitiva. En nuestro mundo, el que nos hemos creado, solo hay lugar para la belleza.

Paso apresuradamente frente a Arias y pienso en Maite Arias y Sergio San Juan, a los que ví en la presentación del libro de nuestro admirado Manuel Avilés, hasta hace nada director de la cárcel de Palma y uno de los hombres imprescindibles en cualquier reunión de prestigio social e intelectual que se preciara de serlo. Manuel presentó, hace casi dos semanas ya, como pasa el tiempo, su primera novela escrita en Mallorca €Ya hemos estado en el infierno y lo hizo en una librería que entusiasmó, agapea.com, en Marqués de la Fontsanta 6, vayan y disfrútenla.

La librería y la novela, perfecta para perderse en este mundo de las pasiones que tan cerca tenemos y a veces despreciamos, casi sin apercibirnos. Porque si algo son Manuel y su libro, pasionales, hasta límites insospechados. De su trabajo, de sus vidas, de sus personalidades creadas a fuerza de inteligencia y valentía regadas de sorpresas turbadoras. Amanda, la protagonista de la novela, nace de una mallorquina de pro, Meles Cánaves, en el libro Mercedes, autora de las cartas que unen a los amantes y que según Avilés escribe como Dios. Por cierto, en sociedad se habla mucho de Meles . Se decía que iba a ser la nueva habitante de la casa conocida como el palacete de Jaume Matas en la calle San Felio, todo un símbolo, como el palacete de Pedralbes de los Urdangarin Borbón. Pues parece que no, que al final, no. No ha podido ser. Lástima, hubiera estado a la altura de tan importante espacio. Cosas del amor. Avilés en su presentación quiso estar arropado por dos personalidades de altura, la antigua alcaldesa de Palma, Aina Calvo, que apareció más bella que nunca, impecablemente vestida, como siempre. Estuvo brillante en su disertación sobre el libro, con una capacidad para la comunicación que muchos le envidiamos colocándola muy por encima de sus cargos y políticas y el escritor consagradísimo Fernando Schwartz, acertadísimo en su análisis serio y profesional de un trabajo, el de escribir, quizás uno de los más difíciles del mundo. Siempre es un placer escucharle o leerle, o verle, porque además es propietario de un fachón imponente y de una vida que algunos calificaríamos, con algo de envidia mal disimulada, de novela. La presentación de €Ya hemos estado en el infierno, donde Avilés demuestra su amor por Mallorca una vez más, más ahora que vive lejos de ella, apartado injustamente de su vocación por líos políticos que nadie comprende, fue un acto cultural, pero también social, de primerísima magnitud. No se esperaba menos.

Manuel ha triunfado en sociedad, hasta límites insospechados, en el lugar donde hacerlo se hace más que complicado. Vean si no las dedicatorias a quien van dirigidas y quiénes llenaban el inmenso espacio atiborrado de caras conocidísimas. Si no es así, tenemos un problema. Manuel, que es generoso en extremo, quiso dedicar su novela a sus amigos mallorquines que son, somos y seremos, "porque la vida sigue y si en el paraíso isleño están los ya dichos, también están Cristina Macaya y Marieta Salas -mujeres ricas en elegancia, en generosidad, en cariño hacia mí y en clase suprema- y Maite Arias y Sergio, Carlos March y Conchita de la Lastra, Francesca Martí y Gunar, Victoria y Tomeu Vidal, Esteban Mercer, Juan Nadal y Pepa, y Marta Gayà y José María Janer... Mis grandes amigos". Un regalo inesperado que se agradeció con presencias incluso en las ausencias, más que justificadas. No faltó casi nadie. Marieta Salas apareció radiante. Está pasando por una buena época, feliz porque su nueva aventura, Las esencias de Ses Rotes, el espacio que ha reformado en la antigua casa de su padre Pedro Salas, en Esporles, ideal para eventos, presentado hace solo unas semanas, está siendo ya un gran éxito de aceptación entre los profesionales del sector y entre muchos elegantes y distinguidos de gusto excelente que ya han decidido celebrar allí, en ese jardín maravilloso que es, a partir de la próxima primavera sus fiestas familiares. Algunas serán muy sonadas y se las contaremos. Será a buen seguro uno de los lugares imprescindibles. Sé de alguien muy conocido que quiere celebrar allí su boda, entre aromas de dama de noche y flores blancas. En agapea.com vi a una estupenda Fani Estarás, gran conocedora de Marcos Aláez y Amanda, sin apellidos. Un epistolario que daría para una película, o para un corto, en el que de nuevo me pido un papel.

Al fin llegó el día, el más esperado por el inconsciente que firma estas crónicas salerosas a punto del desmadre si nadie lo remedia. Estoy de subida, qué le vamos a hacer. El martes en los Cines Ciutat de s´Escorxador de Palma Margarita Martorell estrenó su cortometraje, no tan corto, Sombra de Luna Nueva, donde la directora mallorquina -un genio capaz de realizar lo imposible, trabajadora incansable, dueña de una sensibilidad y generosidad únicas, profesional respetadísima en su trabajo diario, muy serio, y desde ya en el mundo de la creatividad cinematográfica-, demuestra una solidez, madurez en el arte de la imagen que dejó entusiasmados a algunos escépticos. Sombra de Luna Nueva, donde interpreto un papelito, corto, pero un regalazo imposible de corresponder, está protagonizada por la reputada actriz Sonia Castelo, enamorada de su profesión, a la que dedica su vida entera. Quiso estar presente, como no, en un momento tan importante en la vida de una mujer como Margarita, que ha hecho de esta relación más que una amistad ordinaria. Ya trabajaron juntas en Sweet Sadness, repetirán, quizás en una serie para la televisión en la que también me pido un papel, por pequeño que sea.

Los cines Ciutat se llenaron de caras conocidas la noche del estreno. En el equipo, formado por profesionales de primer orden, los que pudieron estar fueron Miguel Ekk, fotografía, Bosco Llona, cámara, Rubén Pérez, sonido, Olga Titos, coordinadora de producción, Ana Canovas, peluquería, Mercé Pons, compositora de la maravillosa banda sonora con los músicos que la hicieron posible, Andreu Riera, Enrique Sánchez y Yolanda Riera y la pequeña gran actriz Marina Fernández, que acudió acompañada por sus padres y unas amigas. Había mucha emoción y nervios. Y una alegría contagiosa que se fue extendiendo hacia aquellos que quisieron compartir ese momento. Fueron muchos, muchísimos, así que no nombraré más que a algunos, como mi gran amiga admirada y admiradora Sedi Bhevarrad, es de las que hace que trabajar en esto sea un privilegio por el cariño con el que corresponde. Y el respeto. Joan Carles Palos, Tomás Qués y Antonia Corró, la responsable de que Margarita y yo nos conociéramos, nunca se lo agradeceré lo suficiente; Vicente y Amelia Rotger, Jaime Colomar, Natalia Rigo y el decorador Miguel Sagrera, Dominik von Stauffenberg... hicieron junto a muchos otros que esta noche fuera inolvidable.

Como lo fue la superconvocatoria de cocineros, los ocho más importantes de la gastronomía mallorquina en el St. Regis Mardavall con motivo del III Gran Premio Gourmet de Mallorca. Thomas Kahl, Gerhard Schwaiger, Tomeu Caldentey, Macarena de Castro, Benito Vicens, Fernando Pérez Arellano, Marc Fosh y Rafael Sánchez hicieron soñar paladares. Eso sí que es de cine pero también un sueño hecho realidad como lo es el que han sabido sacar adelante dos emprendedoras de pro: Eladia Gea y su socia Francesca, inaugurando en Via Asima Shopping Corner, un espacio donde venden una selección de artículos de moda y complementos que compran en Milán y traen con toda la ilusión del mundo. Como la de Carlos Prieto mostrando su obra, en esta ocasión en la celebración del primer aniversario del Casino, rodeado de vips. Hay ilusión y ganas. Y familias unidas como piñas que impiden que España se hunda en la desesperación más absoluta. Palabra de Pilar Garcés a la que felicito por partida doble, ella sabe porqué, y es que Pili ahora es pura vida y nada hay más glamuroso.