­A diferencia de la semana pasada, cuando el partido a beneficio de la asociación Amics de Tilloli tuvo que suspenderse por la lluvia, ayer hubo goles como soles, hasta 16, ocho en cada portería, en un choque entre músicos y faranduleros que dejó muchas sonrisas y ningún lesionado, todo un milagro después de ver el nivel físico de algunos.

El campo de fútbol de la Penya Arrabal era el escenario elegido para el duelo Renou-Farándula, el mismo que se produjo en 2011, cuando se recaudaron 7.000 euros para la escuela-internado de Tilloli, en la India. La hora prevista era las 12,00, no porque se retransmitiera para China, como hacen los de la Liga BBVA, sino porque había que dar un margen a quienes optaron por indignarse en la plaça Major.

El precio de la entrada, 20 euros, una cantidad que "sirve para alimentar, vestir y pagar otros gastos durante un mes y medio a una niña del internado", apuntó María Morey, la presidenta de Amics de Tilloli. "Durante años montamos conciertos, exposiciones y obras de teatro, hasta el año pasado, cuando buscando algo diferente dimos con esta idea, la de un partido, diferente, de fútbol", añadió.

La selección de los jugadores corrió a cargo de Miquel Àngel Aguiló, compositor y músico tan cómodo en una orquesta sinfónica como en un escenario con los Antònia Font. Estos días ha hecho de batuta y visto lo visto sobre el terreno de s´Arrabal programó un buen repertorio. Una única ausencia, el alcalde Mateo Isern, a quien se le invitó para el saque de honor. Aún se le espera. Entre el público, mucha animación, ruido y solidaridad, la que demostraron una vez más los Tambors per la Pau. "Siempre hay buenas causas a las que sumarse y ésta es una de ellas. Muchos de nosotros hemos dormido poco. Ayer estábamos con los del 15-M. Nacimos en 2001 con la guerra de Irak y, lamentablemente, cada semana sigue habiendo motivos para manifestarse", comentó Joan Guzmán, su director, antes del pitido inicial.

El balón echó a correr a la hora programada, y tras él, casi todos. El primer gol se resistió, pero llegó, mediada la primera mitad. Lo marcó para los Renou Ramon Temes, hijo de Felipe Temes, violonchelo de la Orquestra Simfònica de Balears. El pequeño delantero acabaría de pichichi, una buena señal para la ´Ciutat de Palma´, a la que no dejan de aplicarle tijera.

Poco después los faranduleros encajaban el 2-0, obra de Ángel Cubero, bajista de L.A. "Cómo se nota que estáis de gira, no paras de correr", le reprochó uno de los actores. Parecía que La Farándula se iba a hundir, pero unos retoques de su líder, Carles Molinet, variaron el rumbo del choque. Javi Vegas, cantante de La Gran Orquesta Republicana, acortaba distancias (2-1) a pase de Agustí Aguiló. Pero solo fue un espejismo. Los músicos reaccionaron y golpearon, dos veces, primero con Ramon Temes y luego con un chaval de la casa, Rafel Bestard, entrenador de la Penya Arrabal.

Pero no hay como tener amigos de negro, y los de Renou conocían a Antonio Tarabini, el árbitro. Sus calcetines rosas le delataban. También su camiseta, en la que lucía un anuncio de la película El padrino. Solo podía ser un farandulero. Pitó un discutido penalti que puso el 4-2 en el marcador, tras transformarlo Marc Bestard. Y volvió a señalar otra pena máxima para los actores y actrices, en esta ocasión anotado por Pau Alou. Lina Mira y Lluqui Herrero celebraron con un baile el 4-3.

En la recta final, Vivian Caoba se erigió en protagonista. Enloqueció con un jugador, Agustí Aguiló, a quien no dejaba de gritarle "guapo". Y no falló en un momento decisivo, cuando marcó de penalti poniendo el marcador en 6-5 para los Renou. En tiempo de descuento, llegó el empate, un golazo de Biel Aguiló. Hubo tanda de penaltis, más aún, y se acabó 8-8. Al final, decicideron dejar el césped y pasar a las mesas, para entregarse al lomo, la panceta, la longaniza, el paté y el buen vino.