La obra Mi vida en los campos de la muerte nazis recoge en un ejercicio de memoria el testimonio del leonés Prisciliano García Gaitero que escribió en un diario, antes de morir, su experiencia en los campos de concentración de Mauthausen, Gusen y Dachauis

Publicada por Edilesa, la obra ha sido editada por el profesor José Luis Gavilanes que ha revisado y anotado las memorias del minero en la cuenca carbonífera asturiana que nació en 1910 en Carbajal de Fuentes (León).

Mi vida en los campos de la muerte nazis narra la pericia de Prisciliano García Gaitero que, tras ser capturado por las SS, pasó por tres campos de concentración y exterminio y, ya liberado, murió en un hospital a las afueras de París.

Prisciliano aprovechó su convalecencia en este centro hospitalario para escribir un cuaderno de notas en el que describió con todo detalle el testimonio vigoroso, lúcido e irrepetible de su viaje por el horror.

Aunque nació en León, pasó muchos años trabajando como minero en Mieres. Durante la guerra civil, a la caída del frente asturiano, huyó a Cataluña y después a Francia, donde fue capturado por los alemanes e internado en Sandbostel, su primer campo de concentración, al que siguieron Mauthausen, Gusen y Dachau.

Devuelto a Francia, tras la liberación en mayo de 1945, no logró superar una tuberculosis ósea contraída en los barracones y falleció en el hospital de Brevannes.

Sus escritos han llegado al presente gracias a que su madre se hizo con el escalofriante testimonio y lo trajo a España escondido entre sus ropas.

El relato, que comienza el 9 de diciembre de 1940, describe al lector el itinerario seguido por Prisciliano como deportado de los campos de concentración y exterminio a través de más de doscientas páginas en las que sobrecogedoras fotografías dan testimonio del dolor y la muerte.

Esta dolorosa experiencia "está relatada con sobrecogedora dignidad", según José Luis Gavilanes, quien advierte en el libro que "aunque parezca exagerado todo es historia verdadera de una vida que discurrió durante cinco interminables años en los campos nazis". Prisciliano, en sus escritos, renuncia a cualquier sensiblería o afectación dramática.