Laia Martinez i Lopez (Berga, 1984) llegó a Mallorca "por un libro y me quedé por un polvo". El poemario inaugural, ´L´abc´, tendría continuidad, y la poeta ganaría el premio Art Jove. Esta intérprete y traductora de inglés y ruso montó con su pareja el dúo de música electrónica Jansky, con un disco grabado y la consagración de su concierto en la última edición del Sonar barcelonés.

-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Es usted la Senyora Gaga?"

-¿No soy más guapa que Lady Gaga? No me parezco a ella porque nunca me disfrazo. Mi provocación sale de mí, es la manera de suscitar respuestas y feedback.

-¿Sólo es adúltera en verso?

-Sí, porque no estoy casada y el adulterio exige el contrato matrimonial. Soy autónoma, por lo que nunca puedo ser infiel a nadie. Casarse tiene ventajas, pero sería un acto de traición a mi individualidad.

-Platón soñaba una República sin poetas, por fin la hemos conseguido.

-La poesía no tiene peso ni lugar en la sociedad. Me dicen que soy muy seria, pero no quiero un club de la comedia. No somos los bufones, sino los trovadores y los filósofos.

-"No podría escribir sin pan", ¿ha olvidado el vino?

-Sin vino no lo he probado. Nunca me he podido dedicar profesionalmente a la poesía, por lo que necesito ganarme el pan, un acto proletario que veo positivo. Cuando la poesía es tu sustento, dejas de ser libre con la barriga llena.

-En cambio, como traductora de ruso tiene el futuro asegurado.

-Era una alumna de matrículas de honor y, cuando llegué a la Autónoma de Barcelona, el decano me preguntó por qué quería malgastar mi talento con ese idioma. Hoy soy la más deseada de mi promoción, pero aprendí ruso para leer a Tolstoi y Dostoievski en su lengua, no me llegaban en las traducciones.

-¿Cómo se dice sexo en ruso?

-Seks, como en todos los idiomas.

-¿Qué poeta no deberíamos leer?

-Esta pregunta es muy mala. Me ha hecho perder mucho tiempo la lectura de Margarit, aunque todos se ceban en el mismo.

-La acabo de ver desnuda en un vídeo.

-Si buscas más atrás, me verás en ropa interior en una cama de matrimonio de un bar del Raval de Barcelona. Era una performance, con la poesía me pongo en pelotas delante de la gente para mostrarles mi verdad.

-La generación que nunca ha pedido permiso.

-No me siento identificada. Fuimos los primeros de la ESO, niños probeta, hijos del rollito de una noche que acababa en matrimonio. Un quiero y no puedo.

-¿Competirá en los premios Ciutat de Palma mixtos en catalán y castellano?

-No. Siempre he participado en los alternativos, y considero que quienes aman el catalán no se tendrían que presentar, pero que cada cual haga lo que quiera.

-Se ha convertido en un personaje palmesano, que tampoco es mucho decir.

-También soy un personaje en mi pueblo. En Mallorca es summer forever, todo lo nuevo crea expectación. Si te lo curras un poco, llegas al meollo del grupo. Es una cuestión de que los indígenas se han aburrido de ver a los mismos animalitos, y les apetece una bestia nueva llegada de fuera.

-¿No estará intentando colonizarnos?

-Lo estoy haciendo. Necesitáis a alguien como yo, estáis empanados. Me llevaba mejor con los mallorquines que conocí en Barcelona. Mi ventaja aquí es que no tengo las barreras de quedar bien, de sectarismos y capillitas. Interactúo con los distintos grupúsculos.

-¿Trabajar con su pareja no es masoquismo?

-No, significa prolongar el acto sexual y el placer a otras dimensiones. En el trabajo, un día está uno encima, y al siguiente lo esté el otro. No hay una postura única.

-La música electrónica no tiene alma.

-¿De verdad lo piensas? Partimos de la radioastronomía para reproducir el sonido de los cuerpos celestes, lo anímico consiste en pensar que su brillo es un sonido. Las máquinas tienen un margen de error, que es el alma, el equivalente al fallo técnico en humanos.

-¿Participará en la cadena humana del 11-S?

-No, uffff, ni si estuviera en Cataluña. Tengo otra manera de contribuir a la preservación de mi lengua y cultura, que aprendan a escribir catalán sin faltas. En cambio, participé en la cadena de es Trenc.

-Desea imponer su persona, no su obra.

-Sí, porque dejar un rastro me ayudaría a ser feliz, que quede claro el hueco de mi persona física antes que los libros. Me hace feliz interaccionar directamente con quienes me rodean, no como un Kafka al que hay que rastrear en sus diarios.

-Pese a sus esfuerzos, el año que viene será treintañera.

-No es un trauma. Estoy autoprogramada, con un diario de ruta que voy cumpliendo. Lo único que me preocupa es la maternidad. Llevo un año con esto, con el miedo a que alguna vez no te baste con tu individualidad. Un día acababa de tener un orgasmo, y no me sentí satisfecha pese a que fue perfecto. De tanto en tanto, me frustra no quedarme embarazada.