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Opinió

El Mallorca es carne de Segunda, por Antoni Ruiz

El árbitro le muestra amarilla a Valjent. GUILLEM BOSCH

El partido marcado en rojo era el del Granada. El que había que ganar, el que iba a servir para avizorar la permanencia. Un partido de seis puntos, los tres que ganabas y los que dejaba de sumar el rival. Se ha perdido, y no solo eso, sino que se ha hecho con una contundencia que deja poco lugar a las dudas y a las esperanzas de lograr el objetivo, y para muestra la imagen de la afición abandonando el estadio muchos minutos antes de que concluyera el partido. Un equipo como este Mallorca es carne de Segunda por mal que nos pese, porque ha fallado en el momento más crucial. No hay excusas, ni VAR, ni lesiones, ni ninguna otra. El fracaso es responsabilidad de muchos, empezando por Aguirre cuya primera misión era atajar la sangría de goles que sufría el equipo. El Mallorca ha sido un coladero en defensa, empezando por Sergio Rico, que no ha sido ningún obstáculo para los atacantes del Granada; también en eso Maximiano le ha goleado, 6 paradas del portero visitante por 1 del local. El público ha acabado silbando al guardameta mallorquinista, cuyo regreso al PSG podría adelantarse perfectamente unas semanas porque la confianza que ofrece es nula. Tampoco le ha ayudado el centro del campo que en tareas defensivas ha sido un fracaso, hasta el punto de que se pueden contabilizar con los dedos de una mano los balones que ha recuperado Baba. Solo queda esperar a las matemáticas para certificar el drama. Solo queda el milagro futbolístico y, aparte de en el Bernabéu, se dan en pocos campos.

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