El Mallorca logró ayer un meritorio empate en Anduva, el escenario de su ascenso a Segunda, en un partido marcado en los minutos finales por la expulsión, por doble amarilla, de Joan Sastre, que condicionó el resto del duelo. De ir en busca de la victoria, el equipo rojillo dio lógicamente un paso atrás para conservar el punto, que hay que dar por bueno porque enfrente se encontró el Mallorca un grupo entusiasta que no dioun balón por perdido a lo largo de los noventa minutos.

La sensación desde el primer minuto fue la de un Mallorca superior al Mirandés, un equipo rejuvenecido con respecto a la pasada temporada y, por lo tanto, falto de experiencia. Luis García, seguramente conocedor de la derrota del Espanyol en Vallecas, fue a por el partido con un equipo ofensivo en el que, por primera vez, y ya con Amath disponible, se quedaron fuera del once titular Abdón y Alegría, que siguen sin ver puerta. El senegalés fue el punta de los rojillos y, salvo sorpresa, lo será durante mucho tiempo. Técnicamente no es nada despreciable y a los once minutos lo demostró llevándose un balón de espuela y culminar con un disparo desviado. De todas formas, fue de más a menos.

El técnico del Mallorca empieza a tener las cosas claras con el paso de las jornadas. Por ejemplo, que Cufré será un hombre clave en su equipo. En apenas dos jornadas mostró su calidad, que es mucha, como volvió a demostrar ayer, prácticamente en funciones de enganche, huyendo de la banda izquierda, propiedad de Oliván, muy profundo. Cada vez que el argentino contacta con el balón pasa algo interesante, y casi siempre bueno para el Mallorca. No estuvo acompañado por un Salva Sevilla apagado, y no es la primera vez. Le está costando más de la cuenta coger la forma, pero Luis García parece tener una fe ciega en el almeriense, de quien dijo que jugaría muchos partidos esta temporada. Otro jugador destacado fue Russo. El central argentino, que repetía por la ausencia de Valjent, que se quedó en Palma por precaución por los casos de coronavirus en la selección eslovaca, demuestra dar el nivel. Solo la condición de indiscutible de los centrales titulares le relega a la suplencia, pero está más que preparado para jugar.

El partido se ponía peligroso para el Mallorca, que al cuarto de hora vio como dos de sus defensas, Sastre y Oliván, ya habían visto la tarjeta amarilla. A los cuatro de la segunda fue Raíllo a quien se la mostraron, por lo que toda la defensa menos Russo se movían la filo de la navaja. Un peligro en un colegiado que entre los dos partidos anteriores mostro la friolera de diecinueve tarjetas, un detalle a tener en cuenta.

La segunda parte empezó con un susto morrocotudo cuando Pablo Martínez estrelló el balón en el larguero. Seis minutos después fue Dani Rodríguez el que gozó de la mejor ocasión rojilla cuando su cabezazo, sin oposición, lo detuvo el portero local. Se pasaron a unos minutos en el que no había un dominador claro. El Mirandés subió sus prestaciones y el equipo rojillo empezaba a dar por bueno el punto. Y más cuando Sastre vio la segunda amarilla en el minuto 74 por una falta evitable a Jackson. Con tarjeta, el de Porreres pudo haber evitado la infracción. Luis García reaccionó rápido y dio entrada a Gámez por un Dani Rodríguez desquiciado por la ocasión desperdiciada al comienzo de la segunda parte. Minutos antes Febas y Cardona entraron por Amath y Oliván, que seguro que tuvo tardes mejores.

Al final, reparto de puntos de forma justa porque ninguno fue superior al otro. Partidos como el de esta tarde habrá muchos. Esto es muy largo y hay que quedarse con lo positivo, entre otras cosas, que Reina sigue con un solo gol encajado. Por aquí deben llegar muchas victorias.