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Análisis

Por culpa de los futbolistas

A los futbolistas, y solo a ellos, hay que señalar como los auténticos culpables de los despidos conocidos ayer, la mayoría gente humilde y muchos de ellos mileuristas. Al consejero delegado no le ha quedado más remedio que darle a la tijera para adecuarse a la infraestructura que exige la categoría, no profesional. Otra cosa es que Molango, por su evidente mala gestión, se merezca que le rebajen el sueldo, que se lo merece. O el director deportivo Javier Recio, otro que podría perfectamente figurar en la lista de los despedidos, en este caso por falta de competencia en la confección de la plantilla. Los jugadores no han dado la talla y con su pésima actuación, resumida en nueve victorias de 42 posibles, han provocado un terremoto en el club que se traduce en despidos, reducción del aforo y lo que vendrá. El Mallorca está obligado a adecuarse a los nuevos tiempos, a una categoría maldita que debe abandonar antes de que sea demasiado tarde. De que Sarver y su grupo se cansen de poner dinero en lo que de momento es un pozo sin fondo, se vayan y conduzcan al club a lo que sería su irremediable desaparición. Es la nueva realidad del centenario Mallorca, provocada por unos futbolistas que es mejor olvidar.

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