Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

Nadie quiere a Molango

Nadie quiere a Molango Pere Antoni Ramis

Dijo una vez Utz Claassen, en una de sus frases más recordadas, aunque muy pocos le añoren, que "parte del problema no puede ser la solución". Estaba hablando de Pedro Terrasa y era otra historia, pero se puede aplicar perfectamente a la situación de Maheta Molango al frente del Mallorca.

En su espantosa rueda de prensa del martes, en la que se llegó a creer de verdad que con pedir disculpas por el traumático descenso le bastaría, el consejero delegado dio una clase de cómo aferrarse a un cargo, por mucho que nadie le quiera. Y ahí está el problema. El ambiente es hostil hacia él y lo seguirá siendo porque el mallorquinismo le ha sentenciado al ser el responsable de la mayor vergüenza en cuatro décadas de un club que supera los cien años.

Es muy complicado, aunque en el fútbol se ha visto de todo, que vuelva a tener el ambiente a su favor, por mucho que gane tres partidos seguidos en Segunda B. Nadie le cree y nadie le va a creer, por muy buenas intenciones que tenga. Y la única víctima de ello es el Mallorca, que está por encima de todo y de todos. Eso sí, la culpa no es suya, sino del que le permite seguir ahí. Robert Sarver parece que no se está enterando de nada, pero claro, siendo muy hipócritas, mientras pague ya va bien.

Que el banquero estadounidense pague las numerosas facturas, algunas de ellas muy gordas, que tiene sobre la mesa antes de que acabe el año, es una suerte para el club. Que Molango tenga un astronómico salario no es responsabilidad del que lo recibe, pero sí lo es asumir el fracaso de su gestión y marcharse para dejar paso a otros. Lo que se vivió ayer en Son Moix fue muy triste.

El Mallorca se despide del fútbol profesional por culpa de unos jugadores que no han dado la talla y de unos dirigentes incompetentes. Por eso ninguno de ellos puede seguir.

Compartir el artículo

stats