Dos jugadas claves impidieron ayer en Son Moix el triunfo del Mallorca. La primera fue un libre directo lanzado casi magistralmente por Óscar Díaz. Y digo casi porque la perfección hubiera sido el gol. El balón se estrelló en el larguero y no entró. Y la segunda fue tras un buen remate de cabeza de Ortuño al que respondió el portero del Alavés con una extraordinaria parada. Cualquiera de las dos pudo suponer los tres puntos.
La botella medio llena
El Mallorca de ayer fue un equipo ordenado, con cierto criterio y que supo competir ante un equipo duro, competitivo y que está en puestos de asceso directo a Primera División. De ahí que el empate pueda ser valorado en su justa medida. Además, la derrota del Almería y el Llagostera, y los compromisos hoy de Albacete y Ponferradina, pueden hacer aún mejor el punto de ayer ante el Alavés.
La botella medio vacía
¿Cuándo volverá a ganar un partido el Mallorca? Parece que puede pero no quiere. De los cinco últimos partidos, solo ha ganado uno. Nueve de 36 en total. Una cuarta parte. Da la sensación de que la mejor versión de este equipo solo da para empatar. Y a estas alturas hay que recordar que tanto empate penaliza más que beneficia. En Albacete habrá en juego más de media vida. Y la angustia no es buena compañera de viaje.
