A lo mejor es una falsa sensación, pero de puertas para afuera da la impresión de que no había mucho 'feeling' entre Ferrer y su sustituto en el banquillo, Pepe Gálvez. El de Calvià, segundo de Miquel Soler a final de la temporada pasada, fue impuesto por el club para seguir formando parte del cuerpo técnico. Pero ha sido con la destitución de Chapi cuando se han echado en falta palabras de reconocimiento por parte de Gálvez, y también de Alfonso, hacia la persona con la que han trabajado los últimos cinco meses. Ni la más mínima mención a Ferrer, sino todo lo contrario, palabras que, con riesgo a equivocarse, suenan a que ha habido una relación más bien fría: "Vamos a jugar más agresivos en ataque", "jugaremos con más hombres delante" o, tras la victoria ante el Albacete, "el equipo confía en este cuerpo técnico" son frases que dan que pensar. Así como la mayoría de la plantilla sí estaba con Chapi, en los miembros del cuerpo técnico la sintonía no era la misma. O eso parece.
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Análisis