Brandon es un alborotador, uno de esos futbolistas que son garantía de que pasarán cosas cuando está sobre el terreno de juego. Es el ingrediente que le faltaba a aquel Real Mallorca rutinario de Albert Ferrer. El técnico catalán tuvo la mala suerte de contar con el canterano solo la mitad de los partidos que dirigió desde el banquillo. En cambio Pepe Gálvez encontró en Brandon el mejor asidero para vivir un debut feliz.
Su gol al Albacete -el de la sentencia- es insólito en un futbolista de 20 años. Pero el canterano, pese a su juventud, demostró mucha sangre fría a la hora de regatear a un defensa y al portero rival para empujar la pelota a la red. El mediapunta es puro talento, el factor discordante en un equipo demasiado previsible. El rendimiento del Mallorca dependerá del suyo propio.