Filip Markovic es el primer descarte que se ha desvinculado del Real Mallorca. El serbio, al que le quedaba un año de contrato, rescindió ayer su contrato y sus pasos se dirigen al fútbol belga. Concretamente al Mouscron, club que el pasado mercado invernal ya acogió a Álex Coeff.

El serbio era el único de la media docena de futbolistas que no contaban en los planes del nuevo proyecto al que el club ni siquiera le permitió empezar la pretemporada a las órdenes de Albert Ferrer. El centrocampista arrastraba un expediente disciplinario desde abril por no haberse presentado a un entrenamiento sin justificación cuando el equipo todavía se jugaba la permanencia.

Markovic, fichado por Dudu Aouate el pasado mes de agosto cuando fue nombrado manager general de la entidad, tuvo un papel marginal tanto para Valeri Karpin como para Miquel Soler, hasta el punto de que pasó la mayor parte de la segunda vuelta del campeonato sentado en la grada.

El serbio exhibió a lo largo del curso algunos comportamientos que evidenciaron su falta de compromiso, como cuando viajó a Liverpool para asistir a la despedida de Steven Gerrard en Anfield el mismo día que el Mallorca jugaba un partido por la permanencia. Su desidia también en los entrenamientos le condenaron a la intrascendencia.

El atacante, que tenía contrato hasta junio de 2016, accedió a rescindir para no pasarse otro año en blanco y ayer negociaba su fichaje con el Mouscron, equipo de la primera división belga. Nadal ya le advirtió que si se resistía a quedarse no iba a jugar.

Agus, Joao, Cendrós y Assulin tampoco tienen sitio en el nuevo proyecto, pero pasaron la revisión médica con el Mallorca y han empezado a trabajar en Son Bibiloni. Agilizar sus salidas es una prioridad para la dirección deportiva, necesitada de hacer sitio en la plantilla para relajar el tope salarial y seguir contratando refuerzos.

Miquel Àngel Nadal indicó ayer que el club está trabajando para dar salida a los descartes. El Mallorca está ayudando a sus respectivos representantes para encontrarles ubicación, pero algunos casos son más complicados que otros.

Assulin tiene desde hace tiempo un acuerdo con el Hapoel de Tel Aviv, pero el israelí es reticente a marcharse personando el año que le queda de contrato. En principio el Mallorca no está dispuesto a pagar porque quiere destinar los recursos que tiene a la contratación de refuerzos. El club espera que con el paso de los días haya nuevas salidas.