El Barça o el Madrid también son batibles, lo que pasa es que los dieciocho que compiten con ellos lo son en mayor medida. Miquel Soler anda tan perdido en sus habituales ruedas de prensa como en sus funciones de entrenador porque ya sabemos que el Betis no es invencible pero, por desgracia 'su' Mallorca lo es mucho menos.
De momento el Nanu ha dejado claro tras la mayoría de derrotas, que no son pocas, que los jugadores no han hecho cuanto se les había indicado. Esto puede ser por falta de autoridad, porque los fubolistas no creen en lo que se les ordena o, sencillamente, porque no son capaces de ejecutar el supuesto plan preestablecido. Francamente, mejor ignorar la respuesta.
El club, o lo que queda de él, no va a la zaga de la pobre imagen de su primer equipo, por no hablar del filial, que acude en busca de oxígeno a Son Malferit donde tampoco andan sobrados de aire.
Primero suben los precios, después de meter la pata abren un día de rebajas y aparecen menos del cuatro por ciento de abonados. Ahora rectifican por segunda vez, sin demostrar ninguna sabiduría, y llaman a rebato ante el fracaso que no hace sino corroborar el desarraigo que han generado entre el mallorquinismo, con la sumisa colaboración de las Penyes y demás familia.
Siempre nos quedarán las cheerleaders que no desperdiciarán la oportunidad de salir por el Canal Plus. Seguro. De momento es el único rasgo característico de este proyecto sin nombre, en el que cada uno juega, nunca mejor dicho, su extraño papel. Pero, si alguien lo dudaba, se puede ganar al Betis. Y en Alemania, hasta hace poco, también creían en la posibilidad del play-off. Claassen debió referirse al del próximo año.
