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Lletra menuda | El neoservicio ferroviario

Las convocatorias lúdicas de nuevo cuño del verano mallorquín plasmadas, por ejemplo, en ses Clovelles de Petra, el Embala’t de Sencelles y sobre todo el Much de Sineu, suponen consistente fenómeno social digno de análisis desde distintos vértices y un verdadero reto para las autoridades que juegan en todos los campos de la popularidad y la ruleta de la frágil seguridad.

Son las llamadas neofiestas, un término todavía no homologado pero capaz de asumir la ruptura con la tradición y la moderación en beneficio del desenfreno de la diversión con pocos límites.

Flotaba en el ambiente la necesidad y apetencia de fiesta después de dos años de restricciones pandémicas. La respuesta a las convocatorias da por bueno el pronóstico, pero también la alegre ausencia de previsión y servicios. Parece como si las autoridades hubieran querido subir un grado más y sumar mayor riesgo a estos, digamos, eventos.

El lunes el Much colapsó Sineu en colaboración eficaz con Serveis Ferroviaris. Miles de jóvenes abandonados en el andén y vagones convertidos en abultadas latas de sardinas en uno de los mejores días del calentón estival. No hubo refuerzo de trenes. Nadie los había pedido dice SFM pasando el muerto al Ayuntamiento o a la asociación que se preste a recogerlo.

Es decir, que el Govern no tiene capacidad ni voluntad de prever el incremento de la movilidad social ni siquiera ante la masificación cantada de antemano.

Es el mismo Govern que cada día asegura estar entregado al incremento del transporte público y a la sostenibilidad. Hemos descubierto el neoservicio ferroviario.

«No pasó nada de milagro», dice una afectada, aún con el miedo en el cuerpo.

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