Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lletra menuda

La paja en el ojo del pescador

Echas las redes con la esperanza de dar con un buen banco de peces pero te topas con la desagradable y dañina sorpresa de sacar balas de paja. Es el mundo al revés, el producto de la tierra de secano en el fondo del mar, casi peor que ir a por lana y salir esquilado, pero esta es la realidad con la que han topado algunos barcos de arrastre que faenan en el mar balear. Permanece el misterio. Y el daño. No se ha logrado descifrar el origen y los autores de estas irresponsabilidades, pero ahí permanecen sus efectos. Este periódico ya las sacó a la luz en su día y, si bien en los últimos meses no se han reproducido, mientras se mantenga la incógnita nada garantiza que no puedan volverse a presentar el día menos pensado. Algunos profesionales de la pesca manejan la hipótesis de que las balas de paja proceden del transporte de ganado. Las tiran al mar sin molestarse en romper las ligaduras de las piezas para que la paja pueda esparcirse en el agua. Es una sospecha razonada pero no demostrada, lo que sí resulta irrebatible es la presencia de unas balas del compacto vegetal que, impregnadas de agua, multiplican su peso y rompen las redes. La conselleria de Agricultura y Pesca se ha decidido a poner ungüento al problema mientras permanece el entuerto y lo hace, como casi siempre en estos casos, con bálsamo económico. Ha habilitado líneas de ayuda económica para los casos acreditados de males en las redes hasta un máximo de 1.500 euros por solicitante. Los pescadores se muestran satisfechos. Es un consuelo mientras permanece la necesidad de mantener la investigación para esclarecer el asunto. O de hacer una llamada a la responsabilidad para que la paja sea un alimento y no un peso destructivo, tanto en el mar como en tierra firme.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.