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El centro de Capdepera se queda «sin vida»

Lamentan que el pueblo se queda sin entidades bancarias, la última cierra el viernes

Los comerciantes lanzan un grito de ayuda ante la falta de vida en el centro. BIEL CAPÓ

A las puertas de cumplirse un año del inicio de la crisis de la covid-19, los comerciantes de Capdepera recriminan al Consistorio la falta de ayudas al sector para hacer frente al pago de impuestos. Las ayudas que reciben de 1.500 euros no son suficientes para hacer frente a los tributos, en un año donde los ingresos han disminuido considerablemente, teniendo en cuenta que a partir de marzo y abril tendrán que hacer frente a amortización de prestamos, que solicitaron para sus negocios y que ahora no podrán afrontar.

Piden inversiones municipales encaminadas a fomentar el comercio local, que se ve abocado a cerrar por falta de ingresos. Actualmente cinco de estos comercios ya han echado la llave a sus puertas y no van a volver a abrir. Las sucursales de las entidades bancarias también cierran, la última, dicen, cerrará el viernes.

Toda esta situación está causando que si algún vecino tienen que pagar alguna denuncia impuesta por la Policía Local, al estar transferidas las competencias de cobro a la ATIB, los afectados, para pagarlas, solo pueden optar por hacerlo con tarjeta de crédito, o se les proporciona un resguardo para ingresarlo desde una entidad bancaria, en cuyo núcleo poblacional, a partir del viernes no habrá ninguna. Ademas con la dificultad añadida, para las personas mayores, que deberán desplazarse como mínimo a Cala Rajada, dentro de los horarios que disponen estas entidades para realizar un simple reintegro.

Los comerciantes gabellins también se quejan del abandono por parte del Ayuntamiento que padece el núcleo poblacional. Lamentan la falta de inversión en la remodelación de la plazas, como por ejemplo la de Can Patilla o la del Sitjar, donde se encuentra el antiguo edificio consistorial. También lamentan el abandono de la misma casa consistorial, ya que el edificio de Can Creu d’Inca, remodelado a mediados de la década del 2000, de cada vez se está quedando más vacío. A los traslados de varios departamentos municipales al Centro Cap Vermell de Cala Rajada o incluso a las instalaciones del centro polideportivo, se les une la construcción de nuevas dependencias municipales en la calle Ciutat. Así, los comerciantes se quejan del abandono del centro histórico que junto al Castell da vida a Capdepera. También piden que se implante el prometido ACIRE y que no se retire la figura del Policía de Barrio, que avanzan que a partir de este mes dejará de existir en Capdepera. Los comerciantes han hecho llegar sus reivindicaciones al alcalde socialista, Rafel Fernández, y no descartan movilizaciones, para principios de la próxima semana, si no se les escucha.

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