La cara y la cruz de una misma noticia. Este domingo Santa Eugènia vivió una jornada de lo más especial en pleno confinamiento por el coronavirus. Los vecinos salieron al balcón, a la terraza o se asomaron por la ventana para celebrar un vermut y brindar todos juntos para que "la situación tan dura que nos ha tocado vivir acabe lo antes posible". El Ayuntamiento organizó el #VermutTaujà para agradecer la conducta ejemplar de sus vecinos en esta cuarentena. Un camión con música y con carteles con el lema Tot anirà bé escoltado por la Policía Local se encargaba de animar las calles de la pequeña localidad, una iniciativa muy aplaudida por los propios vecinos porque ha sido una auténtica "inyección de ánimos".

El alcalde Pep Lluís Urraca, arropado por las regidoras Cati Coll y Cristina Ballester, ataviados con vestimenta hippie iban a bordo para dirigir la vermutada cuyo único objetivo era lograr "una inyección de energía para los vecinos y vecinas". Pero lo que los residentes califican como una "sorpresa fantástica" que ha llenado de "sonrisas" y "emociones" en estos momentos tan duros, algunos partidos políticos han aprovechado la situación para lanzar duras acusaciones y exigir dimisiones. Así, el PP ha emitido un comunicado reclamando a la presidenta del Govern, Francina Armengol, la dimisión "inmediata" de la gerente del Institut Balear de la Vivienda (IBAVI) y también regidora de Santa Eugènia, Cristina Ballester, "por haberse saltado el decreto de estado de alarma e incitar a hacerlo durante la vermutada montada este domingo desde el ayuntamiento de Santa Eugènia". Los populares también exigen la dimisión del alcalde y de la otra regidora por participar "en un show lamentable con el que se han saltado a la torera el decreto han puesto en riesgo de contagio a la gente". "Nuestros gobernantes deben dar ejemplo y ahora más que nunca", sentencian los conservadores que consideran que deben "dejar su cargo".

Ante estas acusaciones, el primer edil ha lamentado que se quiera "crear polémica por crear". "A los policías les aplauden ideas similares y a nosotros nos critican", lamenta. "Estaba todo organizado con la Policía Local, llevábamos las mascarillas, los guantes y guardábamos la distancia de seguridad. Todo el pueblo salió a las terrazas y miró por las ventanas, incluso, vecinos lloraban de la emoción. Somos servidores públicos. Llevamos la compra a quienes no pueden ir, es muy triste que nos ataquen cuando preparamos un acto con toda la ilusión del mundo para que los vecinos tengan un minuto de gloria", argumentó el alcalde que con esta polémica solo se queda con la sonrisa que la vermutada arrancó a sus residentes.

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