El acceso al paraíso se ha convertido en un auténtico infierno. Los visitantes de Es Trenc que han optado esta mañana por acceder a la playa por el desvío de la carretera Campos-Ses Salines que conecta con la salinera se han encontrado con un gran colapso.

Una cola kilométrica de coches parados hacía perder la paciencia a más de un conductor que optaba por maniobrar como podía con su vehículo para dar media vuelta y buscar otro rincón menos transitado para darse el ansiado chapuzón.

La idílica playa de Es Trenc se ha convertido en una fuente de descontento por la saturación que padece. La administración autonómica puso en marcha el sistema de buses lanzadera desde el nuevo aparcamiento de otro punto de acceso, sa Ràpita, hasta Ses Covetes con el fin de evitar áreas de estacionamiento fraudulentas y aliviar de tráfico de la zona.

El precio del billete del bus lanzadera asciende a 1,50 euros y el servicio acaba a las siete de la tarde, lo que han generado críticas por parte de usuarios y comerciantes, ya que consideran el horario muy restringido. Exigen una ampliación de frecuencias que permita alargar la estancia en la playa y en los establecimientos del entorno.