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Lletra menuda

El equilibrio de la buena suerte

Para poder superar el trauma y seguir adelante resulta imprescindible aferrarse a algo, aunque sea tan insustancial y aleatorio como la poco probable suerte de la lotería.

Después de la torrentada de octubre, Sant Llorenç está recibiendo contantes respaldos en las formas más diversas. La solidaridad permanece latente y efectiva cuando se instala la creencia, también por un instinto de supervivencia en todos los sentidos, de que no todo pueden ser desgracias. Las vida es altibajos y uno de sus picos puede estar, quizás, en la fortuna de la lotería de Navidad.

No hay formula empírica que permita sostener que este año el gordo se presentará en Sant Llorenç en forma de torrentada de millones. Tampoco nada que obligue asegurar lo contrario. A lo sumo, ilusiones, deseos, posibilidades remotas. Pero, al fin y al cabo, todos acabamos moviéndonos a base de intuiciones o impulsos. También por mimetismo y modas. Estos comportamientos explicarían la peregrinación hacia Sant Llorenç en busca de décimos de Navidad.

Resulta curioso oír narrar a las hermanas Caldentey sus vivencias de este año. Estos días tienen cola permanente en su Administración. De momento, por lo menos ya les ha tocado el premio de consolación de "un considerable" incremento de ventas y con ellas, a todo el pueblo, porque algo de repercusión económica colectiva habrá en el fenómeno.

El mayor despacho de décimos incrementa de modo proporcional la posibilidad de premio, más allá de la solidaridad o ilusión que supone comprar lotería en Sant Llorenç.

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