Mateo Rosselló (1954, Inca) es hijo y nieto de cocineros y carniceros. Desde los 13 años trabaja en el gremio y ha asistido como vendedor a las últimas 51 ediciones del Dijous Bo. Este año se jubila.

P ¿Cuál fue su primer trabajo a los 13 años, con su padre?

R Limpiar los utensilios de trabajo y acudir al matadero con mi padre. Mi trabajo era el de aguantar la pata de atrás del cerdo sobre la 'banquera' para sacrificarlo. Tenía la pega de que el animal solía hacerse sus necesidades y era yo quien salía manchado. También me tocaba limpiar tripas, porque entonces trabajábamos con la propia tripa del cerdo.

P ¿Ha sido su profesión por vocación?

R Yo quería ser abogado pero mi familia dividió la herencia y mi padre se encargó de la tienda que teníamos en la calle Mayor de Inca. Me dijo que le tenía que ayudar y entonces se hacía lo que decían los padres. Pero no me quejo he tenido una profesión preciosa; soy artesano y ahora, a las puertas de la jubilación, el Ayuntamiento de Inca ha avalado mi petición para que se me reconozca como maestro artesano.

P ¿Cuál es el secreto de elaborar una buena 'sobrassada'?

R La 'sobrassada' no tiene secreto. Es un embutido elaborado de forma muy sencilla y con muy pocos ingredientes. Al ser tan básica se tiene que elaborar con ingredientes de altísima calidad si quieres hacer un producto bueno porque no puedes disfrazarla.

P ¿Cuál es el producto estrella de su puesto en el Dijous Bo?

R Actualmente es el 'camaiot', el 'blanquet ' y la 'greixonera' de cerdo. La sobrassada se vende pero la vendemos más en rebanadas de pan. Antaño en un Dijous Bo llegábamos a vender 200 kilos de 'sobrassada' y otros tantos de 'botifarró' y tiene una explicación. Era un mundo sin grandes superficies, donde todo miraba más hacia la payesía. Las ferias tenían mucha importancia. Cuando llegaba el Dijous Bo habían cobrado las almendras y necesitaban comprar herramientas.

P ¿Cree que va a volver el año próximo al Dijous Bo?

R Yo creo que no, pero no porque esté descontento, es que ya me toca descansar. Ya me voy a jubilar y creo que ha llegado la hora de poder pasear por la feria en lugar de trabajar en ella.