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Medio ambiente

Criando el mejor insecticida natural

Este año se han recuperado 235 pollos que al volar consumirán hasta 10.000 insectos diarios

Imagen de la liberación de aves que se llevó a cabo la semana pasada en Inca. P. C

El vencejo (Apus apus) es uno de nuestros visitantes veraniegos, que utiliza nuestros tejados para criar. Se trata de un voraz insectívoro por lo que es muy beneficioso para el hombre, especialmente en el combate contra los molestos mosquitos, de los que devora una gran cantidad al día. Puede llegar a más de 10.000 insectos voladores consumidos por ave y día.

Es preciso no confundirlo con las golondrinas, aunque se parezcan. Esta pequeña ave anida bajo las tejas y, debido al calor, muchos de sus polluelos van a parar a la calle. El Cofib, organismo dependiente de la Conselleria de Medio Ambiente, lleva varios años desarrollando un programa de cría de polluelos que han caído del nido.

Este año se han recogido un total de 338 adultos, de los cuales se han liberado 153 ( 45%). También se han recogido un total de 235 pollos, de los que se han liberado 144 (61%)

El porcentaje de liberación es mucho más elevado en el caso de pollos puesto que los adultos suelen llegar con lesiones graves mientras que los pollos simplemente son demasiado pequeños para volar y lo único que requieren es alimentarlos hasta que logran la medida y el peso adecuados.

La causa más común de entrada de vencejos en el centro de recuperación del Cofib, en Santa Eugènia, es la caída de pollos de los nidos. Por su manera de construirlos (un poco anárquica) y del lugar (normalmente tejas o canalones de conducción de agua) los pollitos tienen cierta facilidad para caer de los nidos. Sobre todo cuando llegan las olas de calor. Los lugares donde nidifican son muy sensibles a subidas fuertes de la temperatura y muchas veces a los pollitos no les queda otra que saltar para no morir de calor.

La tarea del Cofib con los vencejos empieza en el momento en que alguien se encuentra uno con problemas y los técnicos acuden a buscarlo o lo reciben en el centro. Entre la entrada y la suelta pasan unas cinco semanas y es durante ese tiempo en que "nos dan mucho trabajo", indica un técnico del organismo.

Al llegar al Cofib se desparasitan, se pesan, se miden y se marcan (con una anilla interna de lectura). "Los alimentamos cinco veces al día desde las ocho (primera toma) hasta las 20 (última toma)", indica el técnico. En cautividad son alimentados exclusivamente con insectos (normalmente gusanos de harina, grillos y cucarachas), estos insectos se suplementan con calcio y con complejos vitamínicos una vez al día.

Cuando logran el peso y la medida adecuadas se marcan con anillas oficiales y se liberan.

La tarea de criar tanta cantidad de pequeñas aves a la vez es ardua y por ello el Cofib cuanta con un grupo de voluntarios (10 a15 personas) que ayudan con todas las tareas. Algunos se llevan vencejos a sus casas y los alimentan hasta que son capaces de valerse por si mismos, y otros acuden los fines de semana al centro para alimentarlos. Sin ellos sería muy difícil llevar a cabo todo el trabajo.

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