La vendimia empezó en Mallorca el pasado día 8 de agosto y hace dos días arrancó en la comarca vitivinícola de Binissalem. En principio las expectativas de producción y calidad son buenas, según destaca el Consell Regulador de la DO Binissalem. Pero las características especiales de este año no sólo han favorecido el buen desarrollo de la vid, sino que también han propiciado el desarrollo de afecciones particulares de este cultivo. Así se observan muchas zonas afectadas por el hongo del oídio -conocido popularmente en Mallorca por el término local cendrada-.
Junto a la cendrada se puede también hablar de una plaga que es nueva, en esta caso causada por un insecto parásito denominado comúnmente como mosquito verde (Empoasca vitis). Este perjuicio azota los viñedos de Mallorca desde hace dos o tres años a lo sumo. Es un auténtico problema especialmente para los viñedos que se cultivan de forma ecológica pues los tratamientos deben ser muy persistentes para conseguir erradicarlo.
La aparición de la cendrada suele darse en ambientes de elevada humedad con temperaturas entre 10º y 20º. Pueden influir por tanto un excesivo espesor del follaje con la poca ventilación resultante, las podas y el descuido de las heridas causadas y las conjunciones de temperatura y humedad elevadas. Otra causa más es el exceso de nitrógeno, debido a un abonado también excesivo, ya que esta circunstancia obliga a la planta a absorber más agua de lo normal.
Tratamiento frecuente
Este año está afectando especialmente a pequeño payeses. El tratamiento contra la cendrada obliga "a estar muy encima de la viña y hay que hacerle todos los tratamientos en su momento; si te despistas un poco te pilla y ya estás arreglado", comenta Josep Cantarell, un pequeño viticultor de Sencelles que este año ha padecido la enfermedad en su viña. No ocurre así en las grandes extensiones en las que estos tratamientos son rentables y se dispone del personal para llevarlo a cabo de forma adecuada.
Pere Calafat, vitivinicultor de Santa Maria, explica que "la cendrada afecta cada año, aunque este está afectando bastante más. Parece que incide en mayor medida en las variedades cabernet sauvignon o chardonnay, que son foráneas, que a las autóctonas, probablemente porque las variedades de aquí están más adaptadas y sean más resistentes al hongo". Calafat explica: "Este año se ven muchos más campos afectados". El vitivinicultor explica que "básicamente la cendrada pone una capa blanquecina sobre hojas y frutos que luego se vuelve oscura y lo que hace es que el fruto no crezca y se seque".
Una cepa muy afectada por ´cendrada´. P. C.
En otras ocasiones el fruto se abre y con la misma humedad actúan las levaduras, como la botritis, que provocan podredumbre.
En el caso del mosquito verde cabe explicar que se extiende rápidamente y precisa tratamientos intensos. En explotaciones grandes como Hereus de Ribas, en Consell, incluso se ha adquirido una máquina de sulfatar para hacer que el tratamiento ecológico penetre más en el interior del follaje y ayude a controlarlo. Cabe indicar que con tratamientos convencionales se consigue controlarlo de forma más rápida.
Afección
El mosquito verde chupa las nerviaciones de las hojas hasta alcanzar los vasos conductores en los que obtiene su alimento. La saliva tóxica produce la obstrucción de estos canales y la interrupción de la circulación de la savia, originando el arrepollado de la hoja. Posteriormente los márgenes de las hojas amarillean, a continuación toman un color pardo y finalmente se secan.
El amarilleo es característico en las variedades de uva blanca, mientras que en las variedades de uva negra, entre las nerviaciones se desarrollan unas manchas vinosas.
