La población de Pollença acudió ayer en masa, pese al frío de la desapacible tarde, a presenciar una de las procesiones más típicas y originales de Mallorca, la de l´Estendard. Este año la gran bandera fue portada por Andreu Seguí. Como es tradicional el portador vistió túnica, capa y armadura de centurión romano.

Aunque suene a tópico, esta procesión data de tiempo inmemorial y, hasta ahora, ningún investigador a determinado el inicio de esta festividad religiosa que tiene lugar el día de Sant Sebastià en Pollença.

Es una demostración cargada de símbolos pues la procesión es encabezada por el portador con el estandarte que reproduce la imagen de Sant Sebastià. Le siguen los ´cavallets´, probablemente el elemento más popular de la procesión. Dos armazones en forma de caballo que portan dos jóvenes; este año, Vicenç Moltó y Antoni Servera.

Es curiosa la popularidad de estas figuras actualmente puesto que a principios de siglo no estaban bien vistas, ya que solían ser representadas por jóvenes de baja condición social.

Estas dos figuras se encargan de ejecutar un baile heredero de las célebres ´taules´, cuyo origen se remonta con mucha probabilidad a la Edad Media. El baile de los ´cavallets´ es ensayado con verdadera devoción por los figurantes. Margalida Femenía se encarga de adiestrar a los portadores desde hace más de treinta años. Explica que este año se ha tenido que ensayar mucho "ya que los distintos horarios laborales hacen muy difícil compaginar los ensayos". Sin embargo, tanto trabajo dio ayer su fruto y los bailes fueron muy apreciados por el público pollencí.

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La procesión de ayer se inició a las 19,30 horas, tras el primer toque de ´xeremia´ sobre la plaza Major. Le siguieron los tambores. Esa fue la señal para que el estandarte comenzase a ondear.

La procesión recorrió algunas calles del casco histórico del pueblo y regresó, como manda la tradición, a la parroquia de la Mare de Déu dels Àngels. En la procesión se portó también la imagen de Sant Sebastià a la que seguían fieles portando cirios, el clero local y la banda de música.

Tras la procesión tuvo lugar el Oficio Solemne. Durante la celebración fue cuando los ´cavallets´ bailaron las celebres ´taules´.

Durante el oficio religioso también el estandarte tuvo su protagonismo. Como estipula la tradición ondeo cuando los fieles fueron a venerar la imagen del santo. Como es habitual, sus movimientos fueron pausados y amplios cuando se acercaba un hombre y rápidos y más cerrados cuando se trataba de una mujer.